martes, 16 de mayo de 2006

III Encuentro Internacional de Poetas "El turno del ofendido"

La Fundación Metáfora se complace en anunciar el III Encuentro Internacional de Poetas "El turno del ofendido" a realizarse en El Salvador del 20-27 de mayo de 2006.

POEMAS DE ALGUNOS INVITADOS (Y, PROXIMAMENTE, EL PROGRAMA)
Saúl Ibargoyen

CIERTAS LÁGRIMAS

Una muchacha arroja sus lágrimas
a través de los nervios negros
del teléfono.
¿Dónde ha nacido
el origen de esas aguas
desesperadas que manchan
la acidez de la sal?
Una muchacha simplemente
expulsa respiraciones floraciones
dulces mocos
y oxígenos oxidados.
Hay palabras sin alcohol
en la oreja derecha
de su nuevo corazón:
esas palabras
son casi las mismas
que usa cualquier distancia de aire
para sentarse junto al dolor
ahora cerrado de sus ojos.
Esos sonidos tienen
una silenciación que el vacío mastica
un idioma que sólo dos lenguas comprenden.
Esos sonidos soplan
sobre piel y pelos
y requemados párpados.
Una muchacha recoge sus lágrimas
como simples objetos de sales y agua
y las ordena en un rincón
de su recámara:
allí donde cruje el mundo
allí donde los ángeles
se peinan las plumas
después de orinar.


Manlio Argueta
RÉQUIEM POR UN POETA
Tú que vas por el mundo en la hora del sueño.
Marchas con alegría. Saludas con una flor
iluminada por tu sonrisa de niño malo.
Tú que hablas con los vagabundos. Haces poemas.
Das de beber al sediento en las noches difíciles.
Tú que deseas congraciarte con la humanidad. Repites Homo hominis lupus y sin embargo nada tienes.
Por el camino vas dejando todo. Tiemblas de frío.
Ves en el amigo la mejor estrella.
Compartes la camisa. Te das en la poesía.
Te queda sucio el cuerpo, el polvo de la luz;
lees orlando fresedo en las páginas literarias
pero por dentro te nacen ríos entre lirios.
Y descubres el oficio de ser hombre.

Sé que resulta difícil ganar el pan de cada día
(dánoslo hoy perdónanos). Y peleas con los perros;
pero alzas los brazos —en dirección al aire
hacia donde palomas en bandadas
miran con sus ojillos de encendidas luciérnagas.
Y tú las miras también, en la hora del cazador.
Y tú las miras en la hora que nos roban el corazón.

No hay alternativa. Robas el pan al llanto, ¡ladronzuelo!
Es la palabra de siempre. Luego, el himno de batalla;
miradme no me queda nada salvo salvo mi fama de bandido,
y mi piel cantadora, alma mía, alma mía el día que me olvides.
Lavas el aire con tu rostro de agua fresca.
Cuando eres el primer perfume de la madrugada.
Cuando eres malherido constante. Figura malherida.
Copa de luz enferma. Incomprendido por el puñal de la noche.
Así te mueres, la suciedad del tiempo
cae sobre tus formas de poeta.
Temes al soplo de la soledad. No sabes
adónde ir. No sabes si naces para el vuelo
y hay que robar el pájaro cautivo. Por eso
cuando llueve sobre la hierba, cuando los clarineros
dibujan el perfil de la mañana, cuando las cigarras
entonan la misa de los desaparecidos,
hacen tu vaso limpio y los ojos que velan.

A veces eres piedra mojada por la niebla del vino.
Inaccesible bondad o ángel de la guarda
que no sabe a quién cuidar. Y entonces caminas.
Buscas la soledad en el sueño de viajero sin alas.

Y allá lejos, nos disputamos con nuestros propios deseos
la espina de pescado… pero no, el caro sorbo de agua,
el duro pan, el encierro.
Igual nos saludamos con el mismo sombrero.

Despiertas en las calles
con ramos de flores ¡buenos días! Y saltan
las estrellas humedecidas por la noche.
Tus pies navegan en octubre. Navío de otoño.
Mar tocado por el oro de las hojas agónicas.
Mientras un ciervo besa la mano de los niños
y la bondad es como la fruta roja del bosque.
Así vas niño loco. Tirapiedras querido.
Niño sin memoria. Ángel castigado por Dios.
Niño de las golondrinas. Caja de musicalidad.
Elevador de lunas, santo de los diez centavos.
Misa de ron. Poeta en las alas de la madrugada. Niño loco
entre hojas de eucaliptos. Hermano de los miserables.

Tú que vas por el mundo en la hora del sueño
por esas calles de san salvador bañadas por la luna llena.
Das pasos de niño, de vuelo recién inaugurado,
cuando la noche es oscura, el corazón es temeroso
y mañana será otro día.



Luis Alberto Ambroggio

PAISAJES DE USA

Si cada ladrillo hablara;
Si cada puente hablara;
Si hablaran los parques, las plantas, las flores;
Si cada trozo de pavimento hablara,
Hablarían en Español.

Si las torres, los techos,
Los aires acondicionados hablaran;
Si hablaran las iglesias, los aeropuertos, las fábricas,
Hablarían en Español.

Si los sudores florecieran con un nombre,
Se llamarían González, García, Rodriguez o Peña.

Pero no pueden hablar.
Son manos, obras, cicatrices,
que por ahora callan.

©2005 by Luis Alberto Ambroggio (de Laberintos de Humo, Tierra Firme: Buenos Aires, 2005)


Elvira Hernández

RECOGIMIENTO
En el Hospital Saint Paule de Mausole
En un patio reservado para hombres
Crecían lirios en desorden
Van Gogh los cortó de raíz
Con su paleta
Su recogimiento

En el jardín donde me he internado
espesura de mujeres
Crecen gramíneas sin nombre

Las recojo como es recogido el fuego



Esteban Moore

EL TIEMPO LABRA LAS RUINAS DE LA MEMORIA

“No love deserves the death it has”
Jack Spicer

De aquella noche -------sólo quedan -recuerdos
los sonidos del lugar ------el atareado ronroneo
en la noche caliente -del equipo ---------de aire
acondicionado -el chirrido de una cortina -que
se cierra -------al resplandor de la ciudad


y aquellos gemidos en movimiento -----que caían
al oscuro vacío del pulmón de manzana -----------
desde no sabemos dónde-------invadiendo nuestra
silenciosa intimidad -------rítmicas onomatopeyas
que luego traducirías -entre risas -como: el festejo
de los vecinos del 7º “C”


de aquella noche unos ruidos -el amor ajeno -luces difusas
y las promesas ---------que los cuerpos no pueden sostener


(30-6-01--11.26)


Silvia Elena Regalado

MIEDOS
I
No le tuve miedo
a la desnudez del niño
ni a la oscura palabra del hombre.
Sólo me espantó
tu miedo
del niño,
del hombre,
de mi pecho abierto
al niño
y al hombre.


II
Debes salir a la mañana
para que el sol te pinte,
no importa que atardezca,
que te cubra la noche.
Sólo la oscuridad te dará las estrellas,
sólo la noche llamará otra aurora.

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