viernes, 2 de noviembre de 2012
jueves, 27 de septiembre de 2012
La terrible sinceridad de Roberto Arlt...
La terrible sinceridad
Roberto Arlt
de Aguafuertes porteñas.
de Aguafuertes porteñas.
Me escribe un lector: "Le ruego me conteste, muy seriamente, de qué forma debe uno vivir para ser feliz".
Estimado señor: Si yo pudiera contestarle, seria o humorísticamente, de qué modo debe vivirse para ser feliz, en vez de estar pergueñando notas, sería, quizá, el hombre más rico de la tierra, vendiendo, únicamente a diez centavos, la fórmula para vivir dichoso. Ya ve qué disparate me pregunta.
Creo que hay una forma de vivir en relación con los semejantes y consigo mismo, que si no concede la felicidad, le proporciona al individuo que la practica una especie de poder mágico de dominio sobre sus semejantes: es la sinceridad.
Ser sincero con todos , y más todavía consigo mismo, aunque se perjudique. Aunque se rompa el alma contra el obstáculo. Aunque se quede sólo, aislado y sangrando. Esta no es una fórmula para vivir feliz; creo que no pero sí lo es para tener fuerzas y examinar el contenido de la vida, cuyas apariencias nos marean y engañan de continuo.
No mire lo que hacen los demás. No se le importe un pepino de lo que opine el prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, sobre el bien y el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio entonces. Fuerte a pesar de todos y contra todos. No importe que la pena lo haga dar de cabeza contra la pared. Interróguese siempre, en el peor minuto de su vida, lo siguiente:
-¿Soy sincero conmigo mismo?
Y si el corazón le dice que sí, y tiene que tirarse a un pozo, tírese con confianza. Siendo sincero no se va a matar. Esté segurísimo de eso. No se va a matar, porque no se puede matar. La vida, la misteriosa vida que rige nuestra existencia, impedirá que usted se mate tirándose al pozo. La vida, providencialmente, colocará, un metro antes de que usted llegue al fondo, un clavo donde se engancharán sus ropas, y ... usted se salvará.
Me dirá usted: "¿Y si los otros no comprenden que soy sincero?" ¡Qué se le importa a usted de los otros! La tierra y la vida tienen tantos caminos con alturas distintas, que nadie puede ver a más distancia de la que dan sus ojos. Aunque se suba a una montaña, no verá un centímetro más lejos de lo que le permita su vista. Pero, escúcheme bien: el día que los que lo rodean se den cuenta de que usted va por un camino no trillado, pero que marcha guiado por la sinceridad, ese día lo mirarán con asombro, luego con curiosidad. Y ese día en que usted, con la fuerza de su sinceridad, les demuestre cuántos poderes tiene entre sus manos, ese día serán sus esclavos espiritualmente, créalo.
Me dirá usted: "¿Y si me equivoco?". No tiene importancia. Uno se equivoca cuando tiene que equivocarse. Ni un minuto antes ni un minuto después. ¿Por qué? Porque así lo ha dispuesta la vida, que es esa fuerza misteriosa. Si usted se ha equivocado sinceramente, lo perdonarán. O no lo perdonarán. Interesa poco. Usted sigue su camino. Contra viento y marea. Contra todos, si es necesario ir contra todos. Y créame llegará un momento en que usted se sentirá más fuerte, que la vida y la muerte se convertirán en dos juguetes entre sus manos. Así, como suena. Vida. Muerte. Usted va a mirar esa taba que tiene tal reverso, y de una patada la va a tirar lejos de usted. ¿Qué se le importan los nombres, si usted, con su fuerza, está más allá de los nombres?
La sinceridad tiene un doble fondo curioso. No modifica la naturaleza intrínseca del que la practica, y sí le concede una especie de doble vista, sensibilidad curiosa, y que le permite percibir la mentira, y no sólo la mentira, sino los sentimientos del que está a su lado.
Hay una frase de Goethe, respecto de este estado, que vale un Perú. Dice:
"Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás de él"
Es lo que anteriormente le decía.
La sinceridad provoca en el que la practica lealmente, una serie de fuerzas violentas. estas fuerzas sólo se muestran cuando tiene que producirse eso de: "Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás". Y si usted es sincero, va a percibir la voz de estas fuerzas. Ellas lo arrastrarán, quizá, a ejecutar actos absurdos. No importa. Usted los realiza. ¿Que se quedará sangrando? ¡Y es claro! Todo cuesta en esta tierra. La vida no regala nada, absolutamente. Todo hay que comprarlo con libras de carne y sangre.
Y de pronto, descubrirá algo que no es la felicidad, sino un equivalente a ella. La emoción. La terrible emoción de jugarse la piel y la felicidad. No en el naipe, sino convirtiéndose usted en una especie de emocionado naipe humano que busca la felicidad, desesperadamente, mediante las combinaciones más extraordinarias, más inesperadas. ¿O qué se cree usted? ¿Que es uno de esos multimillonarios norteamericanos, ayer vendedores de diarios, más tarde carboneros, luego dueños de circo, y sucesivamente periodistas, vendedores de automóviles, hasta que un golpe de fortuna los sitúa en el lugar en que inevitablemente debía estar?
Esos hombres se convirtieron en multimillonarios porque querían ser eso. Con eso sabían que realizaban la felicidad de su vida. Pero piense usted en todo lo que se jugaron para ser felices. Y mientras no se producía lo efectivo, la emoción, que derivaba de cada jugada, los hacía más fuertes. ¿Se da cuenta?
Vea amigo: hágase una base de sinceridad, y sobre esa cuerda floja o tensa, cruce el abismo de la vida, con su verdad en la mano, y va a triunfar. No hay nadie, absolutamente nadie, que pueda hacerlo caer. Y hasta los que hoy le tiran piedras, se acercarán mañana a usted para sonreírle tímidamente. Créalo, amigo: un hombre sincero es tan fuerte que sólo él puede reírse y apiadarse de todo.
Estimado señor: Si yo pudiera contestarle, seria o humorísticamente, de qué modo debe vivirse para ser feliz, en vez de estar pergueñando notas, sería, quizá, el hombre más rico de la tierra, vendiendo, únicamente a diez centavos, la fórmula para vivir dichoso. Ya ve qué disparate me pregunta.
Creo que hay una forma de vivir en relación con los semejantes y consigo mismo, que si no concede la felicidad, le proporciona al individuo que la practica una especie de poder mágico de dominio sobre sus semejantes: es la sinceridad.
Ser sincero con todos , y más todavía consigo mismo, aunque se perjudique. Aunque se rompa el alma contra el obstáculo. Aunque se quede sólo, aislado y sangrando. Esta no es una fórmula para vivir feliz; creo que no pero sí lo es para tener fuerzas y examinar el contenido de la vida, cuyas apariencias nos marean y engañan de continuo.
No mire lo que hacen los demás. No se le importe un pepino de lo que opine el prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, sobre el bien y el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio entonces. Fuerte a pesar de todos y contra todos. No importe que la pena lo haga dar de cabeza contra la pared. Interróguese siempre, en el peor minuto de su vida, lo siguiente:
-¿Soy sincero conmigo mismo?
Y si el corazón le dice que sí, y tiene que tirarse a un pozo, tírese con confianza. Siendo sincero no se va a matar. Esté segurísimo de eso. No se va a matar, porque no se puede matar. La vida, la misteriosa vida que rige nuestra existencia, impedirá que usted se mate tirándose al pozo. La vida, providencialmente, colocará, un metro antes de que usted llegue al fondo, un clavo donde se engancharán sus ropas, y ... usted se salvará.
Me dirá usted: "¿Y si los otros no comprenden que soy sincero?" ¡Qué se le importa a usted de los otros! La tierra y la vida tienen tantos caminos con alturas distintas, que nadie puede ver a más distancia de la que dan sus ojos. Aunque se suba a una montaña, no verá un centímetro más lejos de lo que le permita su vista. Pero, escúcheme bien: el día que los que lo rodean se den cuenta de que usted va por un camino no trillado, pero que marcha guiado por la sinceridad, ese día lo mirarán con asombro, luego con curiosidad. Y ese día en que usted, con la fuerza de su sinceridad, les demuestre cuántos poderes tiene entre sus manos, ese día serán sus esclavos espiritualmente, créalo.
Me dirá usted: "¿Y si me equivoco?". No tiene importancia. Uno se equivoca cuando tiene que equivocarse. Ni un minuto antes ni un minuto después. ¿Por qué? Porque así lo ha dispuesta la vida, que es esa fuerza misteriosa. Si usted se ha equivocado sinceramente, lo perdonarán. O no lo perdonarán. Interesa poco. Usted sigue su camino. Contra viento y marea. Contra todos, si es necesario ir contra todos. Y créame llegará un momento en que usted se sentirá más fuerte, que la vida y la muerte se convertirán en dos juguetes entre sus manos. Así, como suena. Vida. Muerte. Usted va a mirar esa taba que tiene tal reverso, y de una patada la va a tirar lejos de usted. ¿Qué se le importan los nombres, si usted, con su fuerza, está más allá de los nombres?
La sinceridad tiene un doble fondo curioso. No modifica la naturaleza intrínseca del que la practica, y sí le concede una especie de doble vista, sensibilidad curiosa, y que le permite percibir la mentira, y no sólo la mentira, sino los sentimientos del que está a su lado.
Hay una frase de Goethe, respecto de este estado, que vale un Perú. Dice:
"Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás de él"
Es lo que anteriormente le decía.
La sinceridad provoca en el que la practica lealmente, una serie de fuerzas violentas. estas fuerzas sólo se muestran cuando tiene que producirse eso de: "Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás". Y si usted es sincero, va a percibir la voz de estas fuerzas. Ellas lo arrastrarán, quizá, a ejecutar actos absurdos. No importa. Usted los realiza. ¿Que se quedará sangrando? ¡Y es claro! Todo cuesta en esta tierra. La vida no regala nada, absolutamente. Todo hay que comprarlo con libras de carne y sangre.
Y de pronto, descubrirá algo que no es la felicidad, sino un equivalente a ella. La emoción. La terrible emoción de jugarse la piel y la felicidad. No en el naipe, sino convirtiéndose usted en una especie de emocionado naipe humano que busca la felicidad, desesperadamente, mediante las combinaciones más extraordinarias, más inesperadas. ¿O qué se cree usted? ¿Que es uno de esos multimillonarios norteamericanos, ayer vendedores de diarios, más tarde carboneros, luego dueños de circo, y sucesivamente periodistas, vendedores de automóviles, hasta que un golpe de fortuna los sitúa en el lugar en que inevitablemente debía estar?
Esos hombres se convirtieron en multimillonarios porque querían ser eso. Con eso sabían que realizaban la felicidad de su vida. Pero piense usted en todo lo que se jugaron para ser felices. Y mientras no se producía lo efectivo, la emoción, que derivaba de cada jugada, los hacía más fuertes. ¿Se da cuenta?
Vea amigo: hágase una base de sinceridad, y sobre esa cuerda floja o tensa, cruce el abismo de la vida, con su verdad en la mano, y va a triunfar. No hay nadie, absolutamente nadie, que pueda hacerlo caer. Y hasta los que hoy le tiran piedras, se acercarán mañana a usted para sonreírle tímidamente. Créalo, amigo: un hombre sincero es tan fuerte que sólo él puede reírse y apiadarse de todo.
jueves, 20 de septiembre de 2012
RECORDANDO ALGUNAS POETICAS Y ESPONTANEAS PALABRAS DEL GRAN LEONARDO FAVIO SOBRE CRISTINA KIRCHNER
"Uno la ve tan frágil, tan bonita y parece mentira que tenga esa fortaleza de titán, para enfrentar estos vendavales de mediocres, mezquinos y angurrientos, que tanto pululan. Claro que ella camina confiada, porque la custodia el amor hacia la gente que es el arma mas poderosa que puede tener el ser humano. Yo le agradezco a dios que me haya permitido ver esta etapa de mi pais que nunca pense en llegar a ver. porque yo conocí la etapa de la primavera , cuando brotaron todas estas cosas me parecía imposible que se repitiera. Además ella va muy confiada al frente porque sabe que va rodeada de los humildes, de los que no hacen barullo, pero si tienen una capacidad muy grande de amar, y de mantener en su memoria a aquellos que nos traicionan. Yo estoy felíz, felíz. Felíz como cuando andaba de pequeño en mi pueblo desnudo corriendo en el río con mis amigos. Felíz como en esa etapa."
miércoles, 19 de septiembre de 2012
Tener un compromiso con el amor es un motivo para sonreír
Tener un compromiso con el amor es un motivo
para sonreír
Desde
las celosías cuya bronca chirría al vaivén
Acompasado
según el movimiento del viento,
Revoloteando
las hojas de en su sopor fresco de la siesta.astillada por el sol
Ya no
serás un tentempié, amigo, amor, compañero,
Ya no serás
estirado ni astillado porque ya lo estás.
Estoy
acá para hundir los pies y comprometerme
a amar.
Estos
acá para bajarle los brazos a la
Muerte en mi pelea a muerte con ella…
Condición
sine qua non para pelear con la muerte:
Cada
round tiene que brotar de la vida, es la única manera de estar del otro lado
del espejo, “cual dos bandos que finalmente terminan unidos”…
Una
cosa más: Los compromisos como el amor estaban pasados de moda en los noventa, ¿raro
no?
¿Cuándo
dejaron de pasar de moda y por qué?
Porque
estamos del lado de la vida, igual que Néstor y Cristina.
Porque
estamos del lado del amor que genera esa vida.
Los
comprometidos nos sirven de ejemplo porque se han puesto en nuestro lugar
(los ejemplos también estaban pasados de moda en los noventa, ¿raro no?)
(los ejemplos también estaban pasados de moda en los noventa, ¿raro no?)
viernes, 14 de septiembre de 2012
martes, 11 de septiembre de 2012
SOBRE LA AMENAZA
Mientras
voy curando las heridas en un sueño
Veo el
gesto de su brazo antes de escucharme
Y la
lamentable necesidad de seguir huyendo
Dentro de
mi propio hogar
Como una
ratita dentro de una cajita de cristal
Voy a
morir de una sobredosis de mentalidad
Que utilizo
para no tener que morir de desamor y frío.
Reconocer el motivo de la muerte no es morbo,
Se trata
simplemente de completar la historia
No se
me puede escapar una porque no hay mano tendida
Así que, "él", en este caso mi compañero de trabajo
Me tendrá que entender un poquito tanta tensión
Me tendrá que entender un poquito tanta tensión
Hasta que
porque fin me tienda la mano.
Pero eso, lo que escribo, lo que no ocurrirá
Porque el
destino ya es otro.
Nos
ignoraremos en nuestras cajas de sonido
Mientras
mi corazón arda haciendo la que le ignoro
Y él me
ignore nomás, como buen macho que es.
Quiero decir, el destino en ésta ya es el desamor y el frío.
Es como que aunque aun no nos volvimos de ver,
Esto que escribo es una profecía de lo que ya está pasando
En cuanto retorne a la rutina normal
Después de mi extensa licencia psiquiátrica
Después de mi extensa licencia psiquiátrica
Voy a ver, además, lo que mi esperanza arterial
Se andaba negando, y por algo será.
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CAJITA DE PANDORA
martes, 4 de septiembre de 2012
Oración a un poema de amor
Le arde quién sabe de qué el estómago y escupe violencia
a cinco
minutos de brotar entre las angustias de mis piedras
a una
hora de abrirnos el corazón a bombonazos
a media
hora de susurrar “te amo” en la ansiada primera noche
cuya
dignidad y belleza me veo obligada a defender lejos de si
Recordando
el aullido supe que no era tan perfecto ni que cambiaría de versión por un tiempo
recordando
lo que quise dar y no pude
lo vi,
fue como una iluminación
lo vi, es
decir, lo que pudo haber sido
como
siempre me pasa últimamente cuando alguien dice que se enamora de mí
como
siempre pero hasta que un día sea
Que así
sea
POEMA DE AMOR QUE NO ME VUELVA A TOPAR CON UN MALTRATADOR
domingo, 17 de junio de 2012
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