Siempre llueve en los finales del corazón, ese rancio modo que tiene la temperatura de telenovelizarlo todo, esa película mojada de despedida. Y mi primer amor tuvo eso, un nacer casual y el final merecido de despedida bajo agua.
Corrían los ‘80, cuando tímida mi alma correteó sus primeros trajines bajo el amparo canecalon de Susy, esa que soy hoy y que empezó su viaje de ida sin freno, rumbo a la definitiva recreación en pleno regreso democrático, con los australes y Batato Barea de protagonistas, subida por primera vez a este vértigo de taco aguja corrí a ver a Los Macocos en el viejo Rojas, y allí lo vi, en la larga fila de espectadores. Me miró y me convidó a lo fugitivo en un disparo, por eso nunca entramos al Rojas, aunque sí terminamos en un teatro, pero no en sus butacas de dramaturgias y personajes, sino en el baño vacío y amplio del San Martín a donde me probé la resistencia de mi pecho liso a su peludo pecho verdadero y me aprendí de pura gula el sabor del varón en todo su largo encanto, recibiendo el bautismo alado de nuestras lenguas de locomotor, así, primeriza tejedora, me dejé inmensamente enamorar, como sólo una loca sabe sentir, aunque nunca supiera su dirección, su apellido ni su historia, sólo ese ir y venir de citas furtivas y callejeras, a veces en un cine, a veces en el antiguo baño de La Paz, siempre huyendo, esperando en esquinas despejadas de gente, “este martes a las cinco”, “mañana pero a las tres”, asumiendo las señas y los guiños como amorosa dialéctica, tratando de descifrar, desesperada, la clave de la ninguneada ternura, esa que no tuvo voz para decir mi nombre en voz alta. Por eso, cuando me cansó la historia alcantarilla, sólo atiné a citarlo en plena plaza Miserere, para decirle “así no más”, arrebatándole el beso público de despedida, ese que todavía vuela en su labio de civil avergonzamiento, parado entre la mirada de los evangelistas, los puesteros de panchos, los colectivos repletos y esa lluvia que mientras corría no me paraba de desmaquillar.
* Poeta trans. Actriz de Las Noches Bizarras.
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