jueves, 21 de junio de 2007

Un fragmentito que le escribí en el 2002 al que amé y no me dio bolilla, al que amé y obvio que ahora odio.

Nuestros cuerpos están hechos de gerundios
que graban en la mar una ola funesta,
el desfondar de un bote en la laguna,
mientras los grillos cantan
mientras los sapos tosen.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con el paso del tiempo, verás que el amor no correspondido es literariamente más provechoso que el que sentimos.

Saludos desde Venezuela

Amalia Gieschen dijo...

Ah, eso lo se hace rato...