miércoles, 14 de mayo de 2008

Poemas de juventud, inédito de José Manuel Barrios

Uno


Expulso la misericordia y la culpa
sonriendo a una niña que salta sobre su cuerda y me mira.
El sombrero que prometí y todavía no he comprado
está muerto incluso hoy, y así le abandono.

Llevo en mi bolso una pica de pantalones que me compro mi padre,
y también una camisa
y diez más
que me compró mi padre.
El saco azul que roza mis cayos, mis zapatos y mi cinturón
que deslumbrado le pedí a mis doce años, ya no sé si es mío
aunque igual lo use.

Llevo el dolor de mandíbulas de mi madre, y también sus lágrimas,
los cortes y las varices. Sus mejillas en mi estómago,
la languidez, no la arcada.

Hoy, a mis veinticuatro años de edad
auguro que dejaré atrás mis muletas y el sarro,
y cuidaré mi olfato como un juicio de runa.
A mis gritos los daré huérfanos siempre.

Veo que un malestar sólo puede engendrarse por fantasmas,
y la euforia por fantasmas que cobrarán una herencia.

Yo ayudé con una sonrisa a los saltos de una niña sobre su piola,
entonces vino otra niña mas pequeña y se enredó,
pero entre ellas salté equivocado para que ambos nos riésemos.

De quién es la camisa de tu padre?
De quién los lentes de tu padre?

La aureola de mis hijas mujeres no recibirán el golpe para sacarlas de la cama
y los relojes llevarán por dentro de la piel,
se irán de mi lado.
No volverán a visitarme.


de Hàbito

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bonio poema, un saludo amalia, desde dondequiera que me encuentre, y otro a manuel.