sábado, 9 de septiembre de 2006

¿Un poeta puede dejar de ser poeta?

El otro día suprimí un comentario de un Anónimo que creía que el texto sobre "poesía marginal" lo había escrito yo, que no se había percatado en mi título que ese texto para mí también era una pavada. Ahora le hago honor a él, para que pueda criticarme con justeza. Esto sí lo escribí yo. Hace años que no escribo poesía y trato de obligarme con ejercicios como este (es un fragmento de tres). ¿Puede un poeta dejar de ser poeta? Estoy perdida. Ni de Amanda Berenguer puedo hablar. Tengo un pañuelo amordazando mi garganta. Ahí va:

Era una hermafrodita que volaba sobre los peines ordenados del invierno. Los velámenes míos caían desplegados sobre las ramas de las tipas desnudas/ ramificadas que habían disfrazado su raquitismo con flores amarillas que finalmente fueron reubicadas por el viento sobre los peines negros camuflados con barro. Un apagón y fueron amarillos, un apagón y ya estaba volando sobre los peines. Había cambiado los mocasines por ojotas, la gente moría de frío todo el año. Tardaba en aparecer la luz del día. Los pájaros habían desaparecido como los dinosaurios. No cantaba nadie y yo no tenía voz para cantar. Pero cantaba, silenciosamente, ramificadamente, en mi interior. Fallecía la niña, nacía la muerte y la traición. Ya podía llamarme mujer. Él fingía que Rosario había sido mi primer amor, que un minuto era una hora, que yo bebía de su desolación. Ahora era yo la que rompía los vasos sobre los recuerdos que había desparramado por el piso con tal de vengarme. Otro me llamaba a susurros aullados por las ánimas:
-Peggy Sueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Rápidamente me cambiaba el nombre para complacerlo, desde lejos, sobre un espectro torcaza. Fumaba un porro y veía el sexo floreciendo hacía los penes que habían sido deseados porque sus espíritus me recordaban a algo que no recordaba.
-Sueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Volvía hacía las monjas, las de mi crueldad, para convencerme de que mi liberación había sido acertada. Ellas iluminaron el moretón que habían ahuellado las cadenas sobre la boca. Lloré comiendo. Vomité llanto, desesperación.

(fin parte uno del ejercicio)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito poema..y más bonita blogger...
Lástima que ya esté ocupada.
Caballero de la nieve

Anónimo dijo...

Una y otra vez leo el poema, y mientras lo paladeo es siempre una misma pastilla disolviendose en mi lengua y cuyo sabor no alcanzo a descifrar. Pero no hay caso, una vez que comienzo, sé que no voy a detenerme, sé que va dar vueltas y vueltas en mi boca hasta que se disuelava por completo y terminará siendo algo distinto e indefinible.
Cosas así me suceden en muchos de tus poemas (o escritos). No sé si el poema se encuentra en la pastilla o en la lengua que la disuelve o hay un poco en cada una de las dos partes. Supongo que lo único que vale es que el poema, de un modo u otro, siempre está. Gracias.

Horacio O.

Eduardo Varas C dijo...

Amalia, he dado con tu blog de pura casualidad....

Los ejercicios de creación son las mejores cosas que pueden suceder para el que intenta crear o supone hacerlo... y para ser escritor hay que escribir...

Pero, ¿un poeta puede dejar de ser poeta? No, nunca... el poeta puede dejar de escribir poesía, pero jamás deja de ser poeta...

Hay días en los que pienso si había poesía en Rimbaud cuando traficaba con esclavos, ¿la habrá tenido?

Genial Rusticatio, Saludos desde Ecuador..

Galo Roldós Arosemena dijo...

Además de ser bueno el texto en su conjunto, me parece que si hacemos un análisis minucioso y, por ejemplo, tomamos con las pinzas la oración “Los pájaros habían desaparecido como los dinosaurios”, nos encontramos con una pieza de micronarrativa capaz de competir con Monterroso. Ya me la prestará algún día para un epígrafe.

Saludos,

Galo

Galo Roldós Arosemena dijo...

Ah... veo que tienes el moderador de comentarios activado... y yo enviando varias veces los comentarios porque no salían publicados.... jajajaja Este comentario no lo apruebes en todo caso jaja

Eduardo Varas C dijo...

Amalia, gracias por la visita, y claro que se puede saber de las cosas que se hacen en Ecuador (que pasan muchas cosas, pero somos una especie de lunar desconocido en el corazón de Sudamerica)...

Ya he escrito de eso en algunos posts y lo seguiré haciendo, por lo pronto te puedo contar que hay muchos jóvenes escribiendo, pero no todos son leídos...

La movida editorial es un tanto caótica (el pan de cualquier país), pero hay posibilidades y eso es bueno...

Un saludos y estamos en contacto

Anónimo dijo...

¡¡¡Madrina!!!

Creo que ya te había respondido tu pregunta...

¡¡¡Nunca podría un poeta dejar de ser poeta!!! y estoy de acuerdo con Eduardo Varas Carvajal.

¡¡¡Te quiero muchoooo!!! y gracias por firmar mi flog ^^

Ahora te voy a agregar así pueden entrar desde mi página a este lindo lindo blog.

¡¡¡Muchos besos!!!

JUAN P SOUTO dijo...

muy bueno che. saludos. jp