jueves, 2 de mayo de 2013

UNA CHARLA CON NELLY OMAR


Charla con Nelly Omar

“Felizmente, creo que estoy del lado del pueblo, siempre”

Con inmensa humildad, Nelly Omar se extendió durante el año 2008, en una charlita donde sigue demostrando que su voz no callará nunca. Perón y Evita, su visión de la sociedad, sus experiencias, se ven varios años después como si lo dicho en la “entrevista” hubiera sucedido todo ayer.  Pasaron muchos años también de esta charlita, no me la quisieron publicar en ese entonces, quizá porque no me atreví a ahondar un poco más en “ciertos temas”. Lo que sucedía, es que una mujer figurativamente tan inmensa como Nelly Omar, me aplacaba, me ponía tímida. Ella tenía casi 100 años, y yo apenas 25. Simplemente no me atreví. Desgrabé la charla para que ustedes puedan dejarse capitanearse por ella mientras escuchan Evita Capitana. Asimismo, para demostrar que no perder la memoria no es una pérdida de tiempo.

Por Amalia Gieschen

-¿Cómo se inició su interés por la política?
-Me ha tocado vivir política, compartir política. Es decir, desde luego que tomé un compromiso, pero tampoco lo profundicé porque nunca dejé de hacer lo mío. Tampoco me he sentido desconforme con mi forma de actuar, nunca dejo nada en el camino. Siempre voy solucionando las preguntas y solucionando las cosas que se me presentan en la medida de lo posible. Además, yo tengo un carácter bastante parco, bastante corto. Yo no soy de las que hablan mucho cuando realmente no se me da  la ocasión. Pero también sé contestar dentro de lo posible. Tampoco soy una intelectual. Me gusta mucho leer, escuchar música. No me gusta la gente pesada, porque me aburro. Entonces,  me parece que siempre estoy perdiendo tiempo.

-Por eso también usted es tan popular, no una intelectual de salón.
-No, no, no. Felizmente creo que estoy del lado del pueblo, siempre. Y no porque no tenga amigos intelectuales,  que me distinguen. Para mí, que un intelectual se acerque a mí, me hable, me pregunte y me obsequie un libro de poesía o de lo que sea me hace sentir muy orgullosa. Yo soy -después de todo- una cantora, ¿no? Y no he tenido la ocasión de hacer estudios importantes en mi carrera porque antes tuve que defender mi vida, mi forma ayudar a mi familia. Me dediqué de pleno a cantar, a mi trabajo. Me hubiera gustado haber tenido una vida más tranquila y haberme podido dedicar un poco más a  instruirme, a saber cosas. Pero también he tenido la suerte de tener gente alrededor con la que he aprendido muchísimo. El artista no es solamente una persona que crea. También vive en sociedad. Si tiene, por lo menos, el poder de decir las cosas que pasan, las dice.  Yo veo así su compromiso político.

-A usted no se le calló la voz.
-A mí me gusta actualizarme. Estoy siempre pendiente -buscando, leyendo-, de estar al tanto de todas las cosas que nos suceden. Sobre todo acá en el país. La política también me gusta. No voy a decir que no me gusta, porque no se puede ser apolítico. Voy analizando. Yo extraño mucho como argentina (aquí a Nelly la voz se le pone cadenciosa, apenada) y como artista y -como vos dijiste- un poco política, las épocas de Perón. No  tomamos el carril, está medio acéfalo todo. Y más pasa el tiempo, más recuerdo al general Perón y a su mujer, a Evita, que hizo tanto bien para el país. No la valoraron. No sé si será que  estaríamos acostumbrados a las cosas así, áridas y sin amor a la patria. Porque, la verdad, es que hemos cambiado de gobierno y todo, y aún así siempre hemos mantenido una cosa más o menos pareja. Pero cuado llegó el General Perón, ya conocimos más la generosidad y el trabajo y el estudio y la protección a los niños y la protección a los adultos, a los mayores. Hay muchas cosas que hay gente que no reconoce o que no quiere reconocer. Será porque yo tengo años y viví todos los presidentes desde que yo tuve uso de razón, antes del ´20, ¿te das cuenta? Por eso digo que extraño y que lamento que se nos haya ido un hombre tan importante (voz solemne)  y tan generoso porque fue generoso para todos (vos dolorosa). Y ordenó el país. Eso es otro costal, ¿no?

-¿Cómo fue la relación de Perón con los artistas?
-Buenísima. Buenísima con Evita, que como todos los seres humanos ha podido tener alguna equivocación, eso es natural  Pero ambos hicieron mucho bien, mucha ayuda, no sólo en la Argentina, sino también en los Estados Unidos y en España en sus épocas tristes. No me considero una fanática, yo soy una mujer que razono. Podré también equivocarme, pero yo comprendo con los años que tengo que todo lo pasado siempre fue más triste, más doloroso para los argentinos.  La pobreza de la que se quejan ahora no fue provocada por Perón, al contrario. Eso es por gente que metió la mano en la lata. Por meter la mano en la lata nos dejaron así, desnudos de toda protección, de nuestras cosas materiales. Dejaron usurpar a todas las provincias, sacándoles las riquezas. No sé cómo se hicieron esos negociados.

-Evita fue su amiga, ¿qué recuerdo tiene de ella?
-La conocí más que a Perón. Además, Evita me respetaba y yo también la respetaba. Me valoró como artista. En un  momento dado estuve sin trabajo y, cuando ella me invitó a la residencia, me encontró muy delgada. Dije que era porque no trabajaba. Al otro día me citó y me hizo dar trabajo con el que era Ministro de Comunicaciones, Oscar Nicolini. Me hizo dar trabajo por meses y meses en radio Splendid, la radio donde yo me inicié -además de Radio Rivadavia-.

-¿No eran tres?
-Sí: Radio Mayo, Radio Rivadavia y Radio Splendid. Pero Mayo era una radio más relegada. Las otras eran más importantes porque contrataban a números de mayor relevancia.

-Y después llegó la autollamada “Revolución Libertadora”.
-Uf, esos me silenciaron 17 años. No pude trabajar acá en el país. La gente que conocía me cerraba las puertas. Me allanaron mi casa los militares. Vinieron con armas largas. Yo vivía modestamente, porque ya me había separado de mi marido y entonces vivía sola. Pero sabes que nunca me amedrentaron, y yo nunca tuve miedo. Felizmente, siempre le pongo pecho a todo, siempre fui así. A lo único a lo que le tenía miedo, de chiquita, era a las tormentas. Veía una nube y decía: no salgo porque va a llover o va a caer una tormenta. Cosa de criatura, ¿no? Pero no, no me quejo.

-¿Y qué hizo ante la falta de posibilidades para realizar su trabajo?
-No  puedo olvidar de que Tita Merello me hizo dar trabajo en Montevideo en el año ´58. Después, yo fui a ver a un representante para que me llevara a algún país limítrofe para poder trabajar. Tenía el  pedido de una cancionista para Venezuela. Me quedé un año en Venezuela, en el ´58. Lamentablemente ya Perón se había ido a Santo Domingo y no lo pude ver, pero mi intención era haberlo visto. Pero de todas maneras me encontré el secretario y algunas personas allegadas a él. Pero mi vida ha sido una vida bastante tranquila. Nunca le generé problemas a nadie y he tenido la suerte de que todos me han distinguido, es decir, me han seleccionado entre sus amistades, en sus relaciones. No me la doy de una cosa extraordinaria, simplemente Dios me ha mandado estos seres. Me he vinculado con gente importante y todavía tengo muchos de  estos amigos que quiero mucho. Lástima que se van yendo. Fermín Chávez que era muy amigo, se me fue. Como Mattera, como muchos.  No quiero hablar mucho porque uno se entristece y este es un reportaje más bien para dar alegría a los que vayan a leerlo.

-En noviembre del 2006 usted se presentó en el teatro Ópera, ¿se acuerda? Yo andaba por ahí como una fan de rock. Sentí que usted, además de generar un contacto muy cándido con el público, cuando cantaba, usted estaba haciéndole honor a toda la gente que había conocido, respetándola y recordándola en esas canciones. Una presencia  muy fuerte de todos los grandes amigos de su generación, un recuerdo pero también una representación.
-Te voy a contar algo: me inicié estudiando aviación.  Mi papá venía al pueblo con algún aviador amigo. Una vez mis hermanos me hicieron el bautismo y al rato pregunté que a que hora me tocaba a volar mí. Mi papá no me dejó.  Me quedó un resentimiento. Por eso, cuando  vine a Buenos Aires, yo ya era una chica de 12 años que todavía quería pasear en avión, no perdí mi oportunidad. En mi casa aparecía seguido  Carola Lorenzini, gran aviadora y amiga de mis hermanos -trabajaban juntos-. Yo le dije  un día a Carola: “¡cómo me gustaría volar!”. Respondió: “pedile permiso a tu mamá”.  Así fuimos a Palomar y volamos. Me encantó. Sigue gustándome. Allí me presentaron a dos aviadores que daban clases. Ahí mismo, sin decirle nada a mi mamá. arreglé para que me dieran clases. Ya era un poquito más grande. Empecé con las clases.

-¿Y qué pasó?
-Mucho no pude seguir porque me llamaron del cine Carlos Argos. Es muy lindo lo que voy a contarte: un hermano mío me puso en el programa Domingo porque estaban por hacer una ayuda en el Club Colegiales. Al principio, te confieso, yo me enojé porque me había puesto para cantar y yo no quería cantar. Quería ser aviadora. Al final arreglamos y canté. Al administrador del Cine Argos le encantó mi voz. En esa época no se cantaba con micrófono. Me habló: “la contrato por tres días, señorita, le voy a dar 180 pesos porque usted canta muy bien”. Le respondí que debía pedir permiso a mi mamá, porque yo no me manejaba. Vengo a mi casa, le digo a mi mamá que me habían  hecho esa oferta y ella me dijo: “eso es lo que vos tenés que hacer. Hija, vos  naciste para cantar. No para ser aviadora”. De ahí toda la hecatombe, las mejores radios, los grandes artistas. Mi orgullo es ese: el de haber conocido a  todas las primeras figuras de la música y del teatro. Tita fue una de las amigas mas queridas, pero también conocí a Blanca Podestá que, con Mario Danesi, tenía una compañía. Me quisieron llevar de “damita joven”, porque me habían oído cuando inauguramos Radio Provincia. Les dije que no, que yo quería seguir cantando. Rehusé porque no tenía vocación de actuar, pese a que  yo había empezado en Radio Rivadavia con el conjunto Cenizas del Fogón, haciendo una damita. Me habían cambiado el nombre por Evelina, tenía mi parejita. Pero eso yo no lo sentía, yo sentía el canto, la radio, el teatro, todo el ambiente criollo. Había dúos criollos, estaban Patrocinio Díaz, Virginia Vera, Fernando Ochoa, que fue el primero que me presentó en el Teatro Monumental, que se llenaba. Fui la primera a la que anunció en ese lugar. El estaba en “el parco avance” (sic). El dueño de Radio Splendid también me tomó muchísimo cariño porque cuando yo hice la prueba, ellos me habían citado a las seis de la tarde, decía, el mismo día de la prueba, después de escucharme, me preguntaron si yo tenía tenía miedo  de cantar frente al micrófono. No, le digo yo. “No se va a abatatar”, replicó. Así es como debuté ese mismo día, el día de la prueba.

-¡Qué talento natural Nelly, usted no había estudiado canto!
-No quería, nunca lo estudié. Lo único que había hecho es vocalizar, porque lo mío es una cosa nata.  Tomé clases de vocalización con el maestro Julián Viñas. El maestro se enamoró de mi voz. Me empezó a hacer cantar música de cámara, el Ave María, etc. Después dejé.

-¿Sabe leer partituras?
-Sí, yo sé leer porque aprendí con el maestro Rubione, el mismo con el que estudiaba Carlitos García, que lo hemos perdido hace más de un año. Ahora yo misma me saco las músicas. Lástima que perdí el piano porque lo tuve que vender,  pensando que lo iba a poder recuperar. Pero están muy caros  y a mi esos pianos electrónicos no me gustan para nada.

-Las pasó feas Nelly.
-Yo aprendí mucho, no sólo de la pérdida de mi padre. Aprendí una vez acá, en Buenos Aires, donde ya las cosas se plantearon muy duras. Pero me puse fuerte, porque a veces los dolores te ponen fuerte.

-Y no se pierde el objetivo.
-Totalmente, totalmente. Y dan fuerza para tomar un camino ya decidido.  Yo estudiaba de noche. Me quedaba en casa para ayudar a mi mamá. Todos mis hermanos trabajaban y estudiaban también. Entonces, te imaginás, para una chica que era joven, era bastante dura esa situación. Pero yo no  me molesté para nada,  todo lo contrario, yo todo lo que podía hacer por mi mamá lo hacía. Porque ella  me protegió siempre, me dio me aliento en mi carrera. La que más estaba al lado de ella era yo y los otros chicos que eran chiquitos. Y mi hermana Mirta (sic, se habrá referido a Nélida), con la que hice dúo.

-Y después  se separaron, y su hermana formo otro dúo.
-Si con Gori (sic). En cierto momento yo quise seguir mi carrera sola. Quisiera nombrar a  don Jaime Yanquelevich, que era un hombre tan generoso, tan bueno con los artistas; no había uno  que no cantara en la radio. Él decía: “vos estuviste mucho tiempo, así que andate ahora y dejale el espacio a otro”. Y nos iba ubicando a cada uno. Además hacíamos gira de doscientos artistas por las provincias del Norte, por las partes del Sur. Una cosa impresionante este hombre cómo se ocupaba y cómo le gustaba el trabajo que él hacía como Director de Radio Belgrano.


-¡No puede parar de agradecer, Nelly!
-Con afecto. Sí, es verdad. Soy una mujer ¡muy! Agradecida. No hago diferencias con la gente, no me importa si es humilde, si tiene millones… Aunque a veces hay que hacer diferencias con los que tienen. Si yo hubiera tenido mucho dinero no habría chicos con hambre. A los cinco años empecé el primario en el pueblo y compraba 20 centavos de galletitas en el almacén de ramos generales. Me iba a la puerta del colegio y les daba galletitas a unos chiquitos que iban como yo al primero inferior y después me iba a la laguna, a juntar piedritas… así que, mirá vos,  yo ya lo traía en la sangre eso de hacer así una obra para los chicos.  ¡Y si es lo que más me conmueven, las criaturas! Yo por Eva sentí un gran amor, un gran cariño por lo que ella hizo con los chicos y con los adolescentes y con los mismos ancianos, a los que les hizo todas esas casas para que no estuvieran durmiendo en la plaza o en el banco, jugando  a las barajas o a lo que sea. Tenían ahí su mesita con su pañolenci. Esas cosas no se pueden olvidar.

-Dicen que Evita casi no dormía de tanto trabajo.
-No, no dormía. Siempre estaba en la madrugada pensando cómo podía favorecer y ayudar a uno o a tal otro. Cuando vinieron las grandes inundaciones y cuando ocurrió la guerra en España mandó cosas. No te puedo especificar todo porque sería tener una enciclopedia en mi cabeza. Pienso que tiene que haber gente que recuerde todo eso. Ojalá tengamos un presidente que haga las cosas bien. En cuatro años no se pueden hacer milagros, te das cuenta. No es fácil cuando se ha endeudado al país y nos hemos quedado sin nada, es muy difícil. Vos pensá, en tu casa a veces alguien queda sin trabajo y qué haces.

-Cambiando de tema, a principios de siglo las cantoras tenían, según lo que escucho en los discos hoy,  la voz muy aguda. Ada Falcón, Azucena Maizani, Libertad Lamarque. Usted venía con otra voz.
-No, yo no era que no tenía la voz aguda. Lo que pasa es que cuando yo di la prueba en la radio, el director artístico, que era un gran violonchelista francés, me hizo bajar los tonos. Yo era  una criatura, tenía dieciséis años y supongo que cantaría también medio aflautado. No digo que cantaría como canto ahora o como canté  hace diez o quince o veinte años. Estas mujeres cantaban como “tiples”. Azucena Maizani se diferenciaba, por ejemplo, con su dramatismo. Subyugaba en el teatro, lo cual no es tan visible en las grabaciones. A mí me conmovía esa mujer. Ada Falcón, que también tenía una voz de “tiple”, aunque  no  muy aguda, es decir, no molestaba Hay voces que molestan. Así se fue haciendo un núcleo de cancionistas bastante importante, con voces que no eran tan agudas, como la de Mercedes Simone cuya voz era linda.

-Aunque Mercedes Simone era muy variada.
-Cuando empezó era aguda. Y Libertad Lamarque a pesar de su voz aguda era muy completa: era una mujer muy afinada y además nos dio el camino. Para mí, fue la líder de las cancionistas porque ella abarcó teatro, abarcó cine, hizo muchas cosas y no molestaban sus cantos. Yo te digo que yo la imitaba a Rosita Quiroga y a Libertad Lamarque cuando no soñaba ser cancionista. Más tarde, cuando la traté a Rosita, yo le contaba. Se reía. Fue a la  primera que conocí cuando yo estaba en Radio Splendid, hacía poco tiempo que había empezando. Me había llevado a una milonga y me dijo: “quiero que usted me la cante, porque me gusta su voz”. Me llevó Apología Tanguera, una milonga que ya después se hizo bastante popular, con letra de Cadícamo. “Tango rante que tenés/ el alma de un cachetazo”. Es una milonga media lunfarda pero dentro de todo sentimental. Fui la primera que la estrené en Radio Splendid. ¡Te estoy hablando del año ´32 o ´33! Pareciera que fue ayer, yo no sé cómo todavía me acuerdo de esa época.

-Se acuerda todo… cada detalle.
-Es que todo lo que hecho en mi vida lo he hecho con amor. Creo que lo que nos falta a los argentinos es un poco de amor. Nos criticamos demasiado. Tendríamos que ser más tolerantes y mirar un poco para atrás y mirarnos a nosotros mismos. Estamos mal educados, necesitamos que abran más escuelas de educación. Pareciera que  buscaran siempre que estemos peor, en vez de tirar para adelante y ayudarnos y olvidar cosas que nos han pasado. No olvidarlas, pero si aminorarlas para poder pensar en un futuro, ¿no es cierto? En un futuro ojalá pensemos un poco en ser más solidarios, más generosos, ¿no es cierto? Porque hay mucha gente que necesita el afecto de otra persona, aunque no sean amigos. Ayer yo estaba esperando un taxi por la calle Vicente López. Estaban medio oscuras las calles. Pasaban los autos a todo lo que daban, y los taxis ocupados. Pensé en ir hasta la esquina. Puede ser que encuentre en la otra calle. Iba hablando sola: “qué barbaridad que no hay ningún taxi”. Me escuchó una señorita que estaba esperando a alguien. Sólo me dijo: “¿señora, busca un taxi?” Son detalles, pero no se ve gente así. Calculá que yo todavía me muevo sola, camino sola y todo. Si hubiera sido una persona sola que andaba con un bastón a lo mejor ni así me prestaban atención. 

-¿Qué siente cuando la comparan con Gardel?
-Nada malo, no, no al contrario. Mirá, yo me acuerdo de que en  mi casa mi papá llevaba los discos de Gardel. Me crié escuchando los discos de Gardel.

-¿Los entendía de chica, los escuchaba?
-No la melodía, por supuesto. Después empecé a entenderlo. Además, escuchaba mucho a los grandes cantantes, mi papá tenía todos los discos de Juan Andrés Caruso y Titta Ruffo y Lucio Petraccini (de este último no pude encontrar información),  todos esos cantantes  de época.

-¿Cómo llegó su papá a conocer a Gardel?
-Porque él viajaba a Buenos Aires. El tenía la suerte de haber comprado un campo. Mi papá le dijo a un médico amigo: “¡ay, quisiera ir al campo!”, porque vivíamos  en Bonifacio. Yo recién había nacido en Bonifacio aunque me anotaron en Guaminí. Le dice: “mirá, yo tengo sabido que tengo un señor que busca  un administrador”.  “Entonces dónde”, replica mi papá. “Bueno en  tal lado, tal lado y tal lado”. Mi mamá -en ese ínterin- había comprado un billete y se había sacado la Lotería Nacional.  No sé cuanta plata sería. Se fueron al campo y hablaron con este señor. El hombre dijo: “lo que pasa es que yo quiero alquilar, lo que sea, o que vengan, porque yo estoy cansado del campo, de lidiar con todo esto, de que si viene el buen tiempo, de que si no viene el buen tiempo”. “Por qué no lo vende”, le sugiere mi papá. Eran mil hectáreas. “¿Usted lo compraría?”, preguntó el señor.  “Y… depende de lo que me pida”. Y parece que el hombre no le pidió mucho  o le alcanzó la plata a mi papá, porque  se hizo dueño de ese campo. Lidió entre las máquinas trilladoras. En aquella época no se tenían esas cosas modernas que hay ahora, entonces estaban los peones. Mi papá le dijo a un médico amigo que habría la mano y era oro,  porque le tocó siempre buen tiempo y una tierra  muy fecunda.  Todo trigo y maíz. Después empezó con la hacienda, con todo y ganó mucho dinero. En una época llegó a tener  colonos, con los que nosotros salimos a tomar la leche condensada (se ríe).  A los chicos -yo me pongo en el lugar de los chicos- nos gustaba.  Parecía dulce de leche. Mi mamá se enteró y nos dio un reto bárbaro. Cómo le van a tomar la leche condensada  a esta gente. Generalmente eran todos extranjeros.  Claro, eran colonos, venían acá al país. Papá venía y se quedaba seis meses acá (en la Ciudad de Buenos Aires). Así conoció a Gardel, porque de tan hincha que era de Gardel, se hizo amigo e iban a las carreras juntos. Después iban a parrandear, eso sería otra cosa. Y así fue su vida y después él murió con 45 años y yo me quedé huérfana de padre con 11 años  y mi mamá dio las cosas a los abogados y los abogados  se comieron toda la fortuna y nos vinimos acá con una mano atrás y otra adelante… y ahí empezó la odisea.

-Pero esa odisea la llevó a cantar tangos con los mejores.
-Me tocó ser la estrella que fui en el festival ese que te conté y de ahí surgió toda la cancionista.

-¡La gran cancionista!
-No sé si la gran, pero todavía estoy en pie.

-¿Algún médico le dijo algo sobre su garganta?
- Yo fui operada también de las amígdalas por el doctor Aráoz. Me acuerdo cuando me hacían abrir la garganta para ver como la tenía los doctores decían: “¿quién la opero? ¡qué maravilla, qué garganta!”.  Por poco no me veían hasta el estómago. Lo que sí me dijo Julián Viñas, el maestro, es yo tenía la impostación que tiene Carlos Gardel. “Usted va a cantar hasta los noventa años”, me dijo. Pero yo le gané porque tengo los noventa y pico así que imaginate.

-Y va a seguir…
-No, ya a fin de año pensé en colgar la guitarra y dejar la guitarra en el ropero. Quiero disfrutar un poco, porque a pesar de que yo disfruto cuando canto, no es lo mismo que pueda ver paisajes, viajar tranquila sin tener el compromiso de que si tenes voz ronca o si te resfrías o cualquier cosa. Ya es otra vida,  pero bueno espero que dios me de tiempo y pueda hacerme un viajecito. ¡¡¡¡Y a lo mejor ahora me querés preguntar si tengo novio!!!

-Ah, sí, sí, ¿tiene novio?
-No, son unos gansos. Si además los jóvenes se están pareciendo a las mujeres:  están coquetos Yo no sé las chicas como podrán hacer pareja ahora. ¡Por lo menos que tenga aspecto de hombre! Que tenga un poco de barbita, pero no se esos candados horribles.

-Verdad, a los hombres que se cuidan muchísimo los llaman metrosexuales.
-Ahh, mirá vos. No digo que vayan con las manos todas manchadas de grasa como mecánicos, pero  por lo menos que se pongan los guantes para conservar un poco las manos. Que cuando acaricien a una mujer, que no sea áspera.

-¡O la barba pinchuda!
-Sí, pero sobre todo que sean higiénicos. Por lo  menos que se bañen una o dos veces por dia en el verano ¡Mirá si yo me pongo a hablar! ¡Vos me vas ha hacer reír toda la tarde! En serio, tendrían que fijarse un poco más y ser un poquito más hombres. No digo que no lo sean, pero dan aspecto de que no lo son. ¡Mirá yo hasta donde me arriesgo, viste!

-Están cambiando tantos los roles que uno y no sabe quien es hombre y quien mujer
-Y aparte las mujeres están dejadas también. Están muy…  ya se han soltado demasiado. Los hombres también tienen su delicadeza, ojo.  Cómo me agarra esta mina que se muestra desnuda. Yo no les creo que a los hombres serios, bah, correctos,  no creo que a ellos les vaya a gustar una que ande luciendo todas las formas. Porque siempre, a la larga, todo eso termina mal. Porque ella querrá seguir mostrando y él no querrá y así empieza la guerra.

-Hay que  tener respeto por la persona que te acompaña.
-Sí, no hay respeto, no hay nada. Es como te decía hoy: la gente ha perdido un poco la generosidad, ha perdido la solidaridad: el callar a tiempo. Cuando las parejas discuten uno tiene que callarse  hasta que el otro se harte de gritar. Y después de que se cansó de gritar, entonces hablar,  porque sino no se entiende. Es un desastre.

-Claro.
-Cuando yo dije que andaba en el Luna Park, que andaba buscando novio, se lo tomaron en serio. Unos cuantos me lanzaban el brazo.

-¿Le gustaría volver a amar?
-No, eso nunca está de más.  Amar es muy lindo. Además, uno tiene que tener una compañía. Pero en  mis años no creo que sea muy fácil. De todas maneras un señor me dijo la otra vez: “mirá tengo un amigo para vos”. ¡Yo no quiero que nadie se cuelgue de mi brazo! ¡No! Que tenga unos años menos que yo, porque yo todavía ando sin bastones. Sin nada. Así que hay que tener un poco de pretensión.

-Gardel, nunca tuvo un amor, tenía amores, pero quería dedicarse a cantar, nada más.
-Lo que pasa es que él tenía pasión por lo que hacía. No hacía falta que él lo diga. Se vio en su carrera. Él se mandó a mudar de acá, porque acá  la gente está como está ahora. La gente no hace más que criticar. Cantas bien, te critican. Cantas mal, te critican.  Hacés esto porque sos gordo, porque tenés panza, porque tenés pelo largo, o lo tenés corto.  A todo el mundo critican,  él se hartó de eso y se fue. Ahora, yo sé que lo querían hacer maricón.  Nada de eso, al contrario. Tuvo sus relaciones con ciertas personas que yo no quiero nombrar -y no soy quien para dar nombre de nada-. Mi padre nunca se quejó porque no era varón,  al contrario, estaba encantado con ir a las carreras con él y otros. Hay muchas cosas que se hablaron de Gardel, como se hablan de tantos, hasta de presidentes hablan,  así que imaginate.

-Nadie zafa.
-No, lo que hay que hacer es tener ocuparse de hacer cosas. Así no están criticando tanto.  Y mirarse un poco en el espejo de vez en cuando.

-Hay una canción que no he encontrado en ningún lado, Soy Del Pueblo-
-Es una marcha que le dedicamos a Eva Perón “Es el pueblo que te ama Eva Perón.  Es el pueblo que te ama de corazón, es la gente agradecida de los campos y ciudades” (para mi halago, canta)  Es preciosa. También le dedicamos La Descamisada que, además de orquesta, como en Soy del pueblo, tiene guitarras.

-Usted no grabó mucho con orquesta.
-Con Canaro y con Di Paulo y después, en general, siempre con guitarras.

-Acaba de sacar un disco producido por Santaolalla, “La Criolla”.
-Sí, menos mal que se arregló todo, porque estaba todo muy enredado. A mí me daba una lástima que no saliera ese disco por problemas con Santaolalla. No es una perfección, pero hay un repertorio muy lindo, con buenas guitarras, buen acompañamiento, con arpa y todo. Espero que dios me ayude, y ya pueda luego despedirme.

-Pero en su casa no va a dejar de cantar.
-No, después dejaré.  Tengo chicos que me llaman y que me mandan  CD`s. Con esto estoy muy  distraída y entretenida.  Les sugiero cosas solamente, porque yo tampoco soy maestra. Hay algunos que tienen unas voces muy lindas y que les falta fogueo. Uno se hace como nosotros nos hicimos, con la radio, ¿viste?  Pero ahora los chicos no tienen radio.

-Ni tanto lunfardo en las calles.
-Claro, es que miramos todos para afuera.  Vienen todos de afuera, llenan acá con todas las cosas y viene cada bodrio que es una vergüenza también.

-Y el tango es muy turístico ahora también.
-Ahora se hizo de turista. Hay bailarín, nada más, pero no hay cantores.  Las bailarinas que bailan todas desnudas, con la cola al aire.  Quién va a ir a bailar el tango así. Además no hay más clubs, aquellos donde bailábamos con D´Arienzo con Di Sarli,  con quien fuera.

-¿Usted bailaba?
-Antes de cantar, só. Bailaba. Pero mi mamá no me mandaba a los clubes. Lo bailábamos en la terraza de la casa. Pero después, cuando me dedique al canto, dejé ya.

-¡Usted siempre focalizada!
-Tenía claro el objetivo. Además, imaginate que si sigo cantando a esta edad es porque amo lo que hago. Vos sabes que me llaman de Miami y Alemania y Canadá. Tengo gente que si yo  tengo suerte de tener salud, voy a visitar, me voy a hacer un paseíto para visitar a esta gente que no conozco. Tengo ganas de hacerme un paseíto por España. También para ver un poco ciertas cosas.

-¿Conoce ya?
-No, no. Yo he viajado relativamente  poco. De acá lo conozco todo. ¿Por qué la gente con plata como Macri que se va a  descansar a París, y no a Jujuy o a Bariloche? ¿Por qué a París?

-Lo mismo hacía Telerman.
-Ese debe haber metido la mano en la lata bastante. Si ha dejado una deuda tan grande, algo hay. 

-¿Le hubiera gustado tener hijos?
-No, ¿sabes por qué? No, sólo si Dios me lo hubiera dado. Cuando me casé, en la libreta de  casamiento, anoté que quería tener 10 hijos y anotè el primer nombre del primer hijo:  se iba a llamar Antonio Ricardo o Ricardo Antonio porque el padrino se llamaba Ricardo y mi marido Antonio.  Pero como todo eso fue una hecatombe, me enfrié,  viste. Ya no me interesaba, ya había quedado destruido mi hogar. Después ya vinieron otras cosas…  y promesas y promesas y todo se quedó en la nada, entonces me  dediqué de pleno a la canción.

-¡Eso es bueno!
-Cuando tuve mi último amor, ya era tarde para todo. Encima tuve la desgracia de que se enfermara y se muriera. Entonces también las ilusiones se van evaporando,¿viste? No es que  uno se evapore. En sí me hubiera gustado tener aunque sea un amor  platónico. Pero que me gustara, que yo me sintiera cómoda y todo eso. Pero hay  que esperar a que Dios que es el que nos manda…  yo soy  una mujer católica, pero no soy beata  Todo está en manos de Dios, siempre digo de nuestra patria si hemos tenido un dios aparte. No se lo que hubiera sido si se hubiera armado la guerra, cuando  en el ´55 a Perón, pobrecito, le echaron echándole la culpa de que era una gallina que se mandó a mudar.  No, lo que quiso fue evitar la masacre. Y hablan de derechos humanos. ¡Qué derechos humanos!  Mejor dejarlos en paz, que descansen todos y que nuestra patria vuelva a ser una nación respetada por todo el mundo. Hay tantas cosas para comentar, espero que si hay algo rescatable lo valores; y lo demás dejalo de lado. Llamame en cualquier momento que tengas  ganas de charlar un ratito y nos juntamos a charlar. No soy de comer mucho, más que nada como tostaditas. ¡¡Sos una chica muy agradable, sos muy discreta y te deseo mucha suerte alemana!!   


"¿Sos la alemana?", Nelly Omar me saluda a mediados de 2008.

2 comentarios:

hernan dijo...

Qué linda nota, Amalia! Cuánta complicidad fuiste consiguiendo a media que avanza el reportaje! Me alegró el día empezar leyendo esto

Anónimo dijo...

Vengo del blog de Jorge Ampuero y me ha encantado tu Rincón; por lo cual, si no te importa, me hago seguidor de tan especial Espacio.
Abrazos.