I
“Contigo me decido”
es la flecha carbonizada
directo a la nube de presencia,
a mi dispersión de amador potencial
Es la primera habitación nocturna
que brota desde el ladrido de una fogata
para advertirle al bosque de la lengua
sobre sus habitantes intermitentes,
clavados en la retina del árbol caído
Del verde del otro ojo cerrado,
Guiñando la desnudez formal de las palabras,
cuando mueren en los labios
Y los dejan pintados de sangre para la ocasión
Jungla de cristal que se cuela entre el rio correntoso,
Obsoletamente amarillo,
allá parecíamos vivir
Ominosos de sorpresas en las paredes del olimpo inmobiliario
Para una iluminación indecente
Sonrisa de Baco y de bacán
En la aglutinante memoria del espasmo también mojado
Medida ciega de intervención divina serás,
Atada a los ejes serpenteantes de mi dedicatoria,
Para gritar de sed en los pasillos filosos,
del fuego que vendrá entre cada casa que gire
(hasta ti de mi y sol de si)
en escalera musical de caracol
arrastrando hacia lo alto,
la lentitud y experiencia,
de la orilla mas vertiginosa de correspondencia,
esta vez,
por siempre.
II
Anudo en nulo seguro
Y anulo en nudo seguro
Como embudo de protesta que indica
origen de cruz en voltereta fatal:
Piel al contrario para los senderos abrochados en el mal:
Tu cuestión deshabitada entre los árboles de cristal
Que nos deja un otoño pesado por obsoleto y por picudo,
Como reflejo del cielo, de la tierra y sus cimientos
Espía desde las raíces hasta la punta de los ojos,
Donde pervive lo superficial y lo inculto
Entre los desheredados de la fricción
Que caminan calamidad al atarse de caminos
Conduciéndolos al limbo del orden global
III
Cuanto no quiero en cuanto callejón me encuentro
Doy vuelta la página con los signos de otro mundo,
Donde los botones aguardan pequeñas revoluciones
Para la sorpresa de volver a existir
Cuanto no quiero en cuanto callejón me encuentro
Desentierro del pasado asientos regalados de casualidad
Mientras entero me convierto en gesto a la quietud de mi piedad
Cuanto no quiero en cuanto callejón me encuentro
Elaboro fácil el recuento de la miseria humana
Y veo desde muy atrás, mi embarazo de esperanza,
En el abrazo de siempre mirarme para volver a dar
X
Nadie se acercó, nadie se acercó
Ni siquiera yo
Y eso fue la delgadez de no estar en ninguna parte
Asido al humo que emitía esa fogata inmensa desde donde los perros ladraban sus últimas protestas
Perros como nosotros y perros constantes
Perros fieles en un montón de mierda y de noche
Como apartados
Como llorando
Y pensando en esos otros ángeles y bellacos
Que escuchan un silbido en las afueras nominativas
Aspirando neopren en los rincones de los pasos
Y en una imbecilidad de fantasmas carnívoros en la colina del olvido
Y es como que hayan dicho:
Lo que he dejado de ser es una burla del tiempo/
Recuerdo mi voz como un origen circular que envuelve delgadamente la presencia de la invisibilidad del aire/
Uno lo olvida pero piensa que es algo mas que solo está completando algo mas/
Doy pasos con posibilidad de pasos/
De gesto que siguió siendo gesto y evaporación para volver a arrojarme en la tierra/
Una procesión y una graduación particular de espacios y de gente/
Una corazonada de ser un neologismo o un corazón/
Una contribución al desierto de Atacama en la época del anacoluto hermoso/
Como un espionaje atesorable a los recovecos de los sentimientos ufanos/
Una explanada de la barba/
O como un circulo polar bello y triste/
Ya que nunca termino porque arriesgo a despertarme/
Y esa es la entrega a la caja de Pandora/
Tangible/
Todavía espumosos de nube en nube/
Arrojados a la consolación de la navegación/
Como chorros de agua indecisos/
En su propio abrazo de esperma/
Porque el único hundimiento que estos brazos imploran es el hundimiento en la benevolencia del enjambre/
Desde hoy para lo lejos/
Sincreticamente en el secreto/
Como cándidas revelaciones de un tiempo exhumado/
De un futuro directo de aquellas amuralladas pasiones de leche/
Murallas de la dedicatoria de Dios a cada uno de nosotros/
Murallas naturales/
Murallas que decidimos como tareas y se repliegan a la rueda/
Como atlánticos nocturnos latiendo a la velocidad del corazón/
En el calentamiento global de las habitaciones/
El halo en los fractales/
La flor en el estiramiento/
La rosa en la mente/
Terriblemente/
Partiéndose de manera equitativa/
Entre pedacitos de masturbación y de sombra/
En donde se puede volver a inseminar una rosa/
Cuyo único color es el color de la imaginación/
Con sus espinas y con su belleza/
De existir y de no existir/
Todavía uno de nosotros dedicándonos a la verdad/
En los rincones del silencio y de su otro nacimiento/
1 comentario:
Excelente y refinado gusto, Amalia: Este último, detonante, desde un adentro que le debe mucho a la raíz interior de los volcanes: JFC.
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