viernes, 24 de octubre de 2008

Songs of faith and devotion (I)


+ Jodorowsky explica, al inicio de Psicomagia, el por qué Chile puede ser considerado un “país poético”, entregando así los nombres de esos 5 elementos que hacen de la cordillera el espectáculo de luz que justo hace una semana asaltó mis ojos:
“Estos 5 poetas formaban para nosotros un mandala alquímico: Neruda era el agua, Parra el aire, De Rokha el fuego, Gabriela Mistral la tierra y Huidobro, en el centro, la quintaesencia”

+ Sí, lo dice el mismo “psicomago” al que la gran Stella Díaz Varín le mordió la oreja, después de haberse escrito con cuchillo la letra A, de Alejandro, en la mano. Lo descubrimos viendo el tráiler de La Colorina, un documental del querido Sebastián Herrera, que todo aquel que piense la poesía como un gesto de vida y un acto al infinito, debe mirar. La muerte de la muerte.

+ En Chile, es la impresión absoluta y viva que tengo, la poesía excede, sobrepasa su tránsito de puro divertimento textual para convertirse en praxis nocturna, nomadismo discursivo y resistencia corpórea. Mantienen y al mismo tiempo transgreden su tradición, la destruyen y reconstruyen con una habilidad y fineza química casi incomparable.

+ La única tradición que siempre queda en pie es la de pensar al poeta como un ser que prepara y ejecuta “actos”. El performance como materialidad del texto y la escritura como materialidad de la ficción. Allá juegan en primera línea, la poesía, la vida.

+ Poquita Fe resulta el acto colectivo más radical de la poesía de hoy, los bandoleros de la ternura levantan una tienda de campaña invisible que cubre toda América Latina, llenando de afectividad una enorme serie de resistencias individuales y grupales contra la brusquedad y opacidad de un mundo que se desploma sobre nosotros, con el agravante de querernos hacer pagar por ello.



+ Cada una de las lecturas (no exagero) a las que asistí estaba cargada de la pulsión vital necesaria a toda gran poesía. Más allá de la evidente calidad literaria de una aplastante mayoría, era muy curioso y estimulante notar la absoluta relación de cada dicción con ese universo que se iba tejiendo en su organismo privado y social, como una telaraña lumínica donde el lenguaje adquiere toda su singular potencia para transformar la realidad, creando un acto poético, mágico, ritual.

+ Fue hermoso ver salir un collar de perlas de la boca de la hermosa Paula Ilabaca, durante la primera lectura, como anunciando la aparición de una belleza singular que también era susceptible de caer por los suelos… de la misma forma íbamos transformando nuestra belleza por las noches alrededor del Mapocho, convirtiéndonos en aceitunas negras para alimentar un silencio que nunca llegó.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Como no soporto el número cero (ya que lo veo generalmente en mi bandeja de entrada) hago el primer comentario!!!
¿Cómo andás Ama?
Se que estoy medio desaparecida, pero estoy con mil cosas en la cabeza. El otro día fuí a América...sí el boliche gay, pero al ser una fiesta de egresados no era el mismo América.
Estoy haciendo cada cosa...

Un beso enorme!!!!

Juli

Amalia Gieschen dijo...

No pienses eso de "cada cosa"...
Fue una fiesta de egresados, al fin y al cabo. No te perdés de nada con América. Todo, todo, todo, es un estímulo. Cualquier cosa. Yo, por ejemplo, no me arrepiento de perderme un show emo en chile jajajaja. ¿O si? Al fin y al cabo me perdí eso pero vi otras cosas. Je, elegí un camino sano pa´este festi, el mejor que encontré. Hacé lo que mejor te venga en gana. La vida se pasa rápido.
Me da risa este chat por blog.
Nos hablamos por tel, te quiero!
Besos
Amalia

Amalia Gieschen dijo...

y no me parece que el comentario este tan alejado del festi y el post jajaja aunque no hagas poesía sino dibujo... loquita, la vida es un arte el arte es una vida. uno se crea uno crea. ¿que hay a la vista? hay demasiadas cosas...