Charla con Nelly Omar
“Felizmente, creo que estoy del lado del
pueblo, siempre”
Con inmensa humildad, Nelly Omar se
extendió durante el año 2008, en una charlita donde sigue demostrando que su
voz no callará nunca. Perón y Evita, su visión de la sociedad, sus
experiencias, se ven varios años después como si lo dicho en la “entrevista”
hubiera sucedido todo ayer. Pasaron
muchos años también de esta charlita, no me la quisieron publicar en ese
entonces, quizá porque no me atreví a ahondar un poco más en “ciertos temas”.
Lo que sucedía, es que una mujer figurativamente tan inmensa como Nelly Omar,
me aplacaba, me ponía tímida. Ella tenía casi 100 años, y yo apenas 25.
Simplemente no me atreví. Desgrabé la charla para que ustedes puedan dejarse
capitanearse por ella mientras escuchan Evita Capitana. Asimismo, para
demostrar que no perder la memoria no es una pérdida de tiempo.
Por Amalia Gieschen
-¿Cómo se inició su interés por la política?
-Me
ha tocado vivir política, compartir política. Es decir, desde luego que tomé un
compromiso, pero tampoco lo profundicé porque nunca dejé de hacer lo mío. Tampoco
me he sentido desconforme con mi forma de actuar, nunca dejo nada en el camino.
Siempre voy solucionando las preguntas y solucionando las cosas que se me presentan
en la medida de lo posible. Además, yo tengo un carácter bastante parco,
bastante corto. Yo no soy de las que hablan mucho cuando realmente no se me
da la ocasión. Pero también sé contestar
dentro de lo posible. Tampoco soy una intelectual. Me gusta mucho leer,
escuchar música. No me gusta la gente pesada, porque me aburro. Entonces, me parece que siempre estoy perdiendo tiempo.
-Por eso también usted es tan popular,
no una intelectual de salón.
-No,
no, no. Felizmente creo que estoy del lado del pueblo, siempre. Y no porque no
tenga amigos intelectuales, que me
distinguen. Para mí, que un intelectual se acerque a mí, me hable, me pregunte
y me obsequie un libro de poesía o de lo que sea me hace sentir muy orgullosa.
Yo soy -después de todo- una cantora, ¿no? Y no he tenido la ocasión de hacer
estudios importantes en mi carrera porque antes tuve que defender mi vida, mi
forma ayudar a mi familia. Me dediqué de pleno a cantar, a mi trabajo. Me
hubiera gustado haber tenido una vida más tranquila y haberme podido dedicar un
poco más a instruirme, a saber cosas. Pero
también he tenido la suerte de tener gente alrededor con la que he aprendido
muchísimo. El artista no es solamente
una persona que crea. También vive en sociedad. Si tiene, por lo menos, el
poder de decir las cosas que pasan, las dice. Yo veo así su compromiso político.
-A usted no se le calló la voz.
-A
mí me gusta actualizarme. Estoy siempre pendiente -buscando, leyendo-, de estar
al tanto de todas las cosas que nos suceden. Sobre todo acá en el país. La
política también me gusta. No voy a decir que no me gusta, porque no se puede
ser apolítico. Voy analizando. Yo extraño mucho como argentina (aquí a Nelly la voz se le pone cadenciosa,
apenada) y como artista y -como vos dijiste- un poco política, las épocas
de Perón. No tomamos el carril, está
medio acéfalo todo. Y más pasa el tiempo, más recuerdo al general Perón y a su
mujer, a Evita, que hizo tanto bien para el país. No la valoraron. No sé si
será que estaríamos acostumbrados a las
cosas así, áridas y sin amor a la patria. Porque , la verdad, es que hemos cambiado
de gobierno y todo, y aún así siempre hemos mantenido una cosa más o menos
pareja. Pero cuado llegó el General Perón, ya conocimos más la generosidad y el
trabajo y el estudio y la protección a los niños y la protección a los adultos,
a los mayores. Hay muchas cosas que hay gente que no reconoce o que no quiere
reconocer. Será porque yo tengo años y viví todos los presidentes desde que yo
tuve uso de razón, antes del ´20, ¿te das cuenta? Por eso digo que extraño y
que lamento que se nos haya ido un hombre tan importante (voz solemne) y tan generoso
porque fue generoso para todos (vos
dolorosa). Y ordenó el
país. Eso es otro costal, ¿no?
-¿Cómo fue la relación de Perón con los
artistas?
-Buenísima.
Buenísima con Evita, que como todos los seres humanos ha podido tener alguna
equivocación, eso es natural Pero ambos hicieron
mucho bien, mucha ayuda, no sólo en la Argentina , sino también en los Estados Unidos y en
España en sus épocas tristes. No me
considero una fanática, yo soy una mujer que razono. Podré también
equivocarme, pero yo comprendo con los años que tengo que todo lo pasado
siempre fue más triste, más doloroso para los argentinos. La pobreza de la que se quejan ahora no fue
provocada por Perón, al contrario. Eso es por gente que metió la mano en la
lata. Por meter la mano en la lata nos dejaron así, desnudos de toda protección,
de nuestras cosas materiales. Dejaron usurpar a todas las provincias,
sacándoles las riquezas. No sé cómo se hicieron esos negociados.
-Evita fue su amiga, ¿qué recuerdo tiene de
ella?
-La
conocí más que a Perón. Además, Evita me respetaba y yo también la respetaba. Me
valoró como artista. En un momento dado
estuve sin trabajo y, cuando ella me invitó a la residencia, me encontró muy
delgada. Dije que era porque no trabajaba. Al otro día me citó y me hizo dar
trabajo con el que era Ministro de Comunicaciones, Oscar Nicolini. Me hizo dar
trabajo por meses y meses en radio Splendid, la radio donde yo me inicié
-además de Radio Rivadavia-.
-¿No eran tres?
-Sí:
Radio Mayo, Radio Rivadavia y Radio Splendid. Pero Mayo era una radio más
relegada. Las otras eran más importantes porque contrataban a números de mayor
relevancia.
-Y después llegó la autollamada “Revolución
Libertadora”.
-Uf,
esos me silenciaron 17 años. No pude trabajar acá en el país. La gente que conocía
me cerraba las puertas. Me allanaron mi casa los militares. Vinieron con armas
largas. Yo vivía modestamente, porque ya me había separado de mi marido y
entonces vivía sola. Pero sabes que nunca me amedrentaron, y yo nunca tuve miedo. Felizmente,
siempre le pongo pecho a todo, siempre fui así. A lo único a lo que le tenía
miedo, de chiquita, era a las tormentas. Veía una nube y decía: no salgo porque
va a llover o va a caer una tormenta. Cosa de criatura, ¿no? Pero no, no me
quejo.
-¿Y qué hizo ante la falta de
posibilidades para realizar su trabajo?
-No
puedo olvidar de que Tita Merello me
hizo dar trabajo en Montevideo en el año ´58. Después, yo fui a ver a un
representante para que me llevara a algún país limítrofe para poder trabajar.
Tenía el pedido de una cancionista para
Venezuela. Me quedé un año en Venezuela, en el ´58. Lamentablemente ya Perón se
había ido a Santo Domingo y no lo pude ver, pero mi intención era haberlo visto.
Pero de todas maneras me encontré el secretario y algunas personas allegadas a
él. Pero mi vida ha sido una vida bastante tranquila. Nunca le generé problemas
a nadie y he tenido la suerte de que todos me han distinguido, es decir, me han
seleccionado entre sus amistades, en sus relaciones. No me la doy de una cosa
extraordinaria, simplemente Dios me ha mandado estos seres. Me he vinculado con
gente importante y todavía tengo muchos de estos amigos que quiero mucho. Lástima que se
van yendo. Fermín Chávez que era muy amigo, se me fue. Como Mattera, como
muchos. No quiero hablar mucho porque uno se entristece y este es un reportaje
más bien para dar alegría a los que vayan a leerlo.
-En noviembre del 2006 usted se presentó
en el teatro Ópera, ¿se acuerda? Yo andaba por ahí como una fan de rock. Sentí
que usted, además de generar un contacto muy cándido con el público, cuando cantaba, usted
estaba haciéndole honor a toda la gente que había conocido, respetándola y
recordándola en esas canciones. Una presencia
muy fuerte de todos los
grandes amigos de su generación, un recuerdo pero también una representación.
-Te
voy a contar algo: me inicié estudiando aviación. Mi papá venía al pueblo con algún aviador
amigo. Una vez mis hermanos me hicieron el bautismo y al rato pregunté que a
que hora me tocaba a volar mí. Mi papá no me dejó. Me quedó un resentimiento. Por eso,
cuando vine a Buenos Aires, yo ya era
una chica de 12 años que todavía quería pasear en avión, no perdí mi
oportunidad. En mi casa aparecía seguido
Carola Lorenzini, gran aviadora y amiga de mis hermanos -trabajaban
juntos-. Yo le dije un día a Carola: “¡cómo
me gustaría volar!”. Respondió: “pedile permiso a tu mamá”. Así fuimos a Palomar y volamos. Me encantó. Sigue
gustándome. Allí me presentaron a dos aviadores que daban clases. Ahí mismo,
sin decirle nada a mi mamá. arreglé para que me dieran clases. Ya era un
poquito más grande. Empecé con las clases.
-¿Y qué pasó?
-Mucho
no pude seguir porque me llamaron del cine Carlos Argos. Es muy lindo lo que
voy a contarte: un hermano mío me puso en el programa Domingo porque estaban por
hacer una ayuda en el Club Colegiales. Al
principio, te confieso, yo me enojé porque me había puesto para cantar y yo no
quería cantar. Quería ser aviadora. Al final arreglamos y canté. Al
administrador del Cine Argos le encantó mi voz. En esa época no se cantaba con
micrófono. Me habló: “la contrato por tres días, señorita, le voy a dar 180
pesos porque usted canta muy bien”. Le respondí que debía pedir permiso a mi
mamá, porque yo no me manejaba. Vengo a mi casa, le digo a mi mamá que me
habían hecho esa oferta y ella me dijo: “eso
es lo que vos tenés que hacer. Hija, vos
naciste para cantar. No para ser aviadora”. De ahí toda la hecatombe, las
mejores radios, los grandes artistas. Mi orgullo es ese: el de haber conocido
a todas las primeras figuras de la
música y del teatro. Tita fue una de las amigas mas queridas, pero también
conocí a Blanca Podestá que, con Mario Danesi, tenía una compañía. Me quisieron
llevar de “damita joven”, porque me habían oído cuando inauguramos Radio
Provincia. Les dije que no, que yo quería seguir cantando. Rehusé porque no
tenía vocación de actuar, pese a que yo
había empezado en Radio Rivadavia con el conjunto Cenizas del Fogón, haciendo
una damita. Me habían cambiado el nombre por Evelina, tenía mi parejita. Pero
eso yo no lo sentía, yo sentía el canto, la radio, el teatro, todo el ambiente
criollo. Había dúos criollos, estaban Patrocinio Díaz, Virginia Vera, Fernando Ochoa,
que fue el primero que me presentó en el Teatro Monumental, que se llenaba. Fui
la primera a la que anunció en ese lugar. El estaba en “el parco avance” (sic). El dueño de Radio Splendid también
me tomó muchísimo cariño porque cuando yo hice la prueba, ellos me habían
citado a las seis de la tarde, decía, el mismo día de la prueba, después de
escucharme, me preguntaron si yo tenía tenía miedo de cantar frente al micrófono. No, le digo yo.
“No se va a abatatar”, replicó. Así es
como debuté ese mismo día, el día de la prueba.
-¡Qué talento natural Nelly, usted no había
estudiado canto!
-No
quería, nunca lo estudié. Lo único que había hecho es vocalizar, porque lo mío
es una cosa nata. Tomé clases de vocalización
con el maestro Julián Viñas. El maestro se enamoró de mi voz. Me empezó a hacer
cantar música de cámara, el Ave María, etc. Después dejé.
-¿Sabe leer partituras?
-Sí,
yo sé leer porque aprendí con el maestro Rubione, el mismo con el que estudiaba
Carlitos García, que lo hemos perdido hace más de un año. Ahora yo misma me
saco las músicas. Lástima que perdí el piano porque lo tuve que vender, pensando que lo iba a poder recuperar. Pero
están muy caros y a mi esos pianos
electrónicos no me gustan para nada.
-Las pasó feas Nelly.
-Yo
aprendí mucho, no sólo de la pérdida de mi padre. Aprendí una vez acá, en
Buenos Aires, donde ya las cosas se plantearon muy duras. Pero me puse fuerte,
porque a veces los dolores te ponen fuerte.
-Y no se pierde el objetivo.
-Totalmente,
totalmente. Y dan fuerza para tomar un camino ya decidido. Yo estudiaba de noche. Me quedaba en casa
para ayudar a mi mamá. Todos mis hermanos trabajaban y estudiaban también. Entonces,
te imaginás, para una chica que era joven, era bastante dura esa situación.
Pero yo no me molesté para nada, todo lo contrario, yo todo lo que podía hacer
por mi mamá lo hacía. Porque ella me
protegió siempre, me dio me aliento en mi carrera. La que más estaba al lado de
ella era yo y los otros chicos que eran chiquitos. Y mi hermana Mirta (sic, se habrá referido a Nélida), con la
que hice dúo.
-Y después
se separaron, y su hermana formo otro dúo.
-Si
con Gori (sic). En cierto momento yo
quise seguir mi carrera sola. Quisiera nombrar a don Jaime Yanquelevich, que era un hombre tan
generoso, tan bueno con los artistas; no había uno que no cantara en la radio. Él decía: “vos
estuviste mucho tiempo, así que andate ahora y dejale el espacio a otro”.
Y nos iba ubicando a cada uno. Además hacíamos gira de doscientos artistas por
las provincias del Norte, por las partes del Sur. Una cosa impresionante este
hombre cómo se ocupaba y cómo le gustaba el trabajo que él hacía como Director
de Radio Belgrano.
-¡No puede parar de agradecer, Nelly!
-Con
afecto. Sí, es verdad. Soy una mujer ¡muy! Agradecida. No hago diferencias con
la gente, no me importa si es humilde, si tiene millones… Aunque a veces hay
que hacer diferencias con los que tienen. Si yo hubiera tenido mucho dinero no
habría chicos con hambre. A los cinco años empecé el primario en el pueblo y
compraba 20 centavos de galletitas en el almacén de ramos generales. Me iba a
la puerta del colegio y les daba galletitas a unos chiquitos que iban como yo
al primero inferior y después me iba a la laguna, a juntar piedritas… así que,
mirá vos, yo ya lo traía en la sangre
eso de hacer así una obra para los chicos.
¡Y si es lo que más me conmueven, las criaturas! Yo por Eva sentí un gran amor, un gran cariño por lo que ella hizo con
los chicos y con los adolescentes y con los mismos ancianos, a los que les hizo
todas esas casas para que no estuvieran durmiendo en la plaza o en el banco,
jugando a las barajas o a lo que sea. Tenían
ahí su mesita con su pañolenci. Esas cosas no se pueden olvidar.
-Dicen que Evita casi no dormía de tanto
trabajo.
-No,
no dormía. Siempre estaba en la madrugada pensando cómo podía favorecer y ayudar
a uno o a tal otro. Cuando vinieron las grandes inundaciones y cuando ocurrió
la guerra en España mandó cosas. No te puedo especificar todo porque sería
tener una enciclopedia en mi cabeza. Pienso que tiene que haber gente que
recuerde todo eso. Ojalá tengamos un presidente que haga las cosas bien. En
cuatro años no se pueden hacer milagros, te das cuenta. No es fácil cuando se
ha endeudado al país y nos hemos quedado sin nada, es muy difícil. Vos pensá,
en tu casa a veces alguien queda sin trabajo y qué haces.
-Cambiando de tema, a principios de
siglo las cantoras tenían, según lo que escucho en los discos hoy, la voz muy aguda. Ada Falcón, Azucena Maizani,
Libertad Lamarque. Usted venía con otra voz.
-No,
yo no era que no tenía la voz aguda. Lo que pasa es que cuando yo di la prueba
en la radio, el director artístico, que era un gran violonchelista francés, me
hizo bajar los tonos. Yo era una
criatura, tenía dieciséis años y supongo que cantaría también medio aflautado. No
digo que cantaría como canto ahora o como canté
hace diez o quince o veinte años. Estas mujeres cantaban como “tiples”.
Azucena Maizani se diferenciaba, por ejemplo, con su dramatismo. Subyugaba en
el teatro, lo cual no es tan visible en las grabaciones. A mí me conmovía esa mujer.
Ada Falcón, que también tenía una voz de “tiple”, aunque no muy
aguda, es decir, no molestaba Hay voces que molestan. Así se fue haciendo un
núcleo de cancionistas bastante importante, con voces que no eran tan agudas,
como la de Mercedes
Simone cuya voz era linda.
-Aunque Mercedes Simone era muy variada.
-Cuando
empezó era aguda. Y Libertad Lamarque a pesar de su voz aguda era muy completa:
era una mujer muy afinada y además nos dio el camino. Para mí, fue la líder de
las cancionistas porque ella abarcó teatro, abarcó cine, hizo muchas cosas y no
molestaban sus cantos. Yo te digo que yo
la imitaba a Rosita Quiroga y a Libertad Lamarque cuando no soñaba ser
cancionista. Más tarde, cuando la traté a Rosita, yo le contaba. Se reía.
Fue a la primera que conocí cuando yo
estaba en Radio Splendid, hacía poco tiempo que había empezando. Me había
llevado a una milonga y me dijo: “quiero que usted me la cante, porque me gusta
su voz”. Me llevó Apología Tanguera, una milonga que ya después se hizo bastante
popular, con letra de Cadícamo. “Tango rante que tenés/ el alma de un
cachetazo”. Es una milonga media lunfarda pero dentro de todo sentimental. Fui
la primera que la estrené en Radio Splendid. ¡Te estoy hablando del año ´32 o ´33!
Pareciera que fue ayer, yo no sé cómo
todavía me acuerdo de esa época.
-Se acuerda todo… cada detalle.
-Es que todo lo que hecho en mi vida lo
he hecho con amor. Creo que lo que nos falta a los argentinos
es un poco de amor. Nos criticamos demasiado. Tendríamos que ser más tolerantes
y mirar un poco para atrás y mirarnos a nosotros mismos. Estamos mal educados,
necesitamos que abran más escuelas de educación. Pareciera que buscaran siempre que estemos peor, en vez de
tirar para adelante y ayudarnos y olvidar cosas que nos han pasado. No
olvidarlas, pero si aminorarlas para poder pensar en un futuro, ¿no es cierto?
En un futuro ojalá pensemos un poco en ser más solidarios, más generosos, ¿no
es cierto? Porque hay mucha gente que necesita el afecto de otra persona,
aunque no sean amigos. Ayer yo estaba esperando un taxi por la calle Vicente López.
Estaban medio oscuras las calles. Pasaban los autos a todo lo que daban, y los
taxis ocupados. Pensé en ir hasta la esquina. Puede ser que encuentre en la otra calle.
Iba hablando sola: “qué barbaridad que no hay ningún taxi”. Me escuchó una
señorita que estaba esperando a alguien. Sólo me dijo: “¿señora, busca un taxi?”
Son detalles, pero no se ve gente así. Calculá que yo todavía me muevo sola,
camino sola y todo. Si hubiera sido una persona sola que andaba con un bastón a
lo mejor ni así me prestaban atención.
-¿Qué siente cuando la comparan con
Gardel?
-Nada
malo, no, no al contrario. Mirá, yo me acuerdo de que en mi casa mi papá llevaba los discos de Gardel.
Me crié escuchando los discos de Gardel.
-¿Los entendía de chica, los escuchaba?
-No
la melodía, por supuesto. Después empecé a entenderlo. Además, escuchaba mucho
a los grandes cantantes, mi papá tenía todos los discos de Juan Andrés Caruso y
Titta Ruffo y Lucio Petraccini (de este último no pude encontrar
información), todos esos cantantes de época.
-¿Cómo llegó su papá a conocer a Gardel?
-Porque
él viajaba a Buenos Aires. El tenía la suerte de haber comprado un campo. Mi
papá le dijo a un médico amigo: “¡ay, quisiera ir al campo!”, porque
vivíamos en Bonifacio. Yo recién había
nacido en Bonifacio aunque me anotaron en Guaminí. Le dice: “mirá, yo tengo
sabido que tengo un señor que busca un
administrador”. “Entonces dónde”,
replica mi papá. “Bueno en tal lado, tal
lado y tal lado”. Mi mamá -en ese ínterin- había comprado un billete y se había
sacado la Lotería Nacional. No sé cuanta plata sería. Se
fueron al campo y hablaron con este señor. El hombre dijo: “lo que pasa es que
yo quiero alquilar, lo que sea, o que vengan, porque yo estoy cansado del campo,
de lidiar con todo esto, de que si viene el buen tiempo, de que si no viene el
buen tiempo”. “Por qué no lo vende”, le sugiere mi papá. Eran mil hectáreas. “¿Usted
lo compraría?”, preguntó el señor. “Y…
depende de lo que me pida”. Y parece que el hombre no le pidió mucho o le alcanzó la plata a mi papá, porque se hizo dueño de ese campo. Lidió entre las máquinas
trilladoras. En aquella época no se tenían esas cosas modernas que hay ahora,
entonces estaban los peones. Mi papá le dijo a un médico amigo que habría la
mano y era oro, porque le tocó siempre
buen tiempo y una tierra muy fecunda. Todo trigo y maíz. Después empezó con la
hacienda, con todo y ganó mucho dinero. En una época llegó a tener colonos, con los que nosotros salimos a tomar
la leche condensada (se ríe). A los chicos -yo me pongo en el lugar de los
chicos- nos gustaba. Parecía dulce de leche.
Mi mamá se enteró y nos dio un reto bárbaro. Cómo le van a tomar la leche
condensada a esta gente. Generalmente
eran todos extranjeros. Claro, eran
colonos, venían acá al país. Papá venía y se quedaba seis meses acá (en la Ciudad de Buenos Aires). Así conoció a Gardel,
porque de tan hincha que era de Gardel, se hizo amigo e iban a las carreras
juntos. Después iban a parrandear, eso sería otra cosa. Y así fue su vida y
después él murió con 45 años y yo me quedé huérfana de padre con 11 años y mi mamá dio las cosas a los abogados y los
abogados se comieron toda la fortuna y
nos vinimos acá con una mano atrás y otra adelante… y ahí empezó la odisea.
-Pero esa odisea la llevó a cantar
tangos con los mejores.
-Me
tocó ser la estrella que fui en el festival ese que te conté y de ahí surgió
toda la cancionista.
-¡La gran cancionista!
-No
sé si la gran, pero todavía estoy en pie.
-¿Algún médico le dijo algo sobre su
garganta?
-
Yo fui operada también de las amígdalas por el doctor Aráoz. Me acuerdo cuando
me hacían abrir la garganta para ver como la tenía los doctores decían: “¿quién
la opero? ¡qué maravilla, qué garganta!”.
Por poco no me veían hasta el estómago. Lo que sí me dijo Julián Viñas,
el maestro, es yo tenía la impostación que tiene Carlos Gardel. “Usted va a
cantar hasta los noventa años”, me dijo. Pero yo le gané porque tengo los
noventa y pico así que imaginate.
-Y va a seguir…
-No,
ya a fin de año pensé en colgar la guitarra y dejar la guitarra en el ropero. Quiero
disfrutar un poco, porque a pesar de que yo disfruto cuando canto, no es lo
mismo que pueda ver paisajes, viajar tranquila sin tener el compromiso de que si
tenes voz ronca o si te resfrías o cualquier cosa. Ya es otra vida, pero bueno espero que dios me de tiempo y
pueda hacerme un viajecito. ¡¡¡¡Y a lo mejor ahora me querés preguntar si tengo
novio!!!
-Ah, sí, sí, ¿tiene novio?
-No,
son unos gansos. Si además los jóvenes se están pareciendo a las mujeres: están coquetos Yo no sé las chicas como
podrán hacer pareja ahora. ¡Por lo menos que tenga aspecto de hombre! Que tenga
un poco de barbita, pero no se esos candados horribles.
-Verdad, a los hombres que se cuidan muchísimo
los llaman metrosexuales.
-Ahh,
mirá vos. No digo que vayan con las manos todas manchadas de grasa como mecánicos,
pero por lo menos que se pongan los
guantes para conservar un poco las manos. Que cuando acaricien a una mujer, que
no sea áspera.
-¡O la barba pinchuda!
-Sí,
pero sobre todo que sean higiénicos. Por lo
menos que se bañen una o dos veces por dia en el verano ¡Mirá si yo me
pongo a hablar! ¡Vos me vas ha hacer reír toda la tarde! En serio, tendrían que
fijarse un poco más y ser un poquito más hombres. No digo que no lo sean, pero
dan aspecto de que no lo son. ¡Mirá yo hasta donde me arriesgo, viste!
-Están cambiando tantos los roles que uno
y no sabe quien es hombre y quien mujer
-Y
aparte las mujeres están dejadas también. Están muy… ya se han soltado demasiado. Los hombres
también tienen su delicadeza, ojo. Cómo
me agarra esta mina que se muestra desnuda. Yo no les creo que a los hombres
serios, bah, correctos, no creo que a
ellos les vaya a gustar una que ande luciendo todas las formas. Porque siempre,
a la larga, todo eso termina mal. Porque ella querrá seguir mostrando y él no
querrá y así empieza la guerra.
-Hay que
tener respeto por la persona que te acompaña.
-Sí,
no hay respeto, no hay nada. Es como te decía hoy: la gente ha perdido un poco
la generosidad, ha perdido la solidaridad: el callar a tiempo. Cuando las
parejas discuten uno tiene que callarse
hasta que el otro se harte de gritar. Y después de que se cansó de
gritar, entonces hablar, porque sino no
se entiende. Es un desastre.
-Claro.
-Cuando
yo dije que andaba en el Luna
Park, que andaba buscando novio, se lo tomaron en serio. Unos cuantos me
lanzaban el brazo.
-¿Le gustaría volver a amar?
-No,
eso nunca está de más. Amar es muy lindo.
Además, uno tiene que tener una compañía. Pero en mis años no creo que sea muy fácil. De todas
maneras un señor me dijo la otra vez: “mirá tengo un amigo para vos”. ¡Yo no
quiero que nadie se cuelgue de mi brazo! ¡No! Que tenga unos años menos que yo,
porque yo todavía ando sin bastones. Sin nada. Así que hay que tener un poco de
pretensión.
-Gardel, nunca tuvo un amor, tenía
amores, pero quería dedicarse a cantar, nada más.
-Lo
que pasa es que él tenía pasión por lo que hacía. No hacía falta que él lo diga.
Se vio en su carrera. Él se mandó a mudar de acá, porque acá la gente está como está ahora. La gente no
hace más que criticar. Cantas bien, te critican. Cantas mal, te critican. Hacés esto porque sos gordo, porque tenés
panza, porque tenés pelo largo, o lo tenés corto. A todo el mundo critican, él se hartó de eso y se fue. Ahora, yo sé que
lo querían hacer maricón. Nada de eso,
al contrario. Tuvo sus relaciones con ciertas personas que yo no quiero nombrar
-y no soy quien para dar nombre de nada-. Mi padre nunca se quejó porque no era
varón, al contrario, estaba encantado con
ir a las carreras con él y otros. Hay muchas cosas que se hablaron de Gardel,
como se hablan de tantos, hasta de presidentes hablan, así que imaginate.
-Nadie zafa.
-No,
lo que hay que hacer es tener ocuparse de hacer cosas. Así no están criticando
tanto. Y mirarse un poco en el espejo de
vez en cuando.
-Hay una canción que no he encontrado en
ningún lado, Soy Del Pueblo-
-Es
una marcha que le dedicamos a Eva Perón “Es el pueblo que te ama Eva Perón. Es el pueblo que te ama de corazón, es la
gente agradecida de los campos y ciudades” (para
mi halago, canta) Es preciosa.
También le dedicamos La Descamisada
que, además de orquesta, como en Soy del pueblo, tiene guitarras.
-Usted no grabó mucho con orquesta.
-Con
Canaro y con Di Paulo y después, en general, siempre con guitarras.
-Acaba de sacar un disco producido por
Santaolalla, “La Criolla ”.
-Sí,
menos mal que se arregló todo, porque estaba todo muy enredado. A mí me daba
una lástima que no saliera ese disco por problemas con Santaolalla. No es una
perfección, pero hay un repertorio muy lindo, con buenas guitarras, buen acompañamiento,
con arpa y todo. Espero que dios me ayude, y ya pueda luego despedirme.
-Pero en su casa no va a dejar de
cantar.
-No,
después dejaré. Tengo chicos que me
llaman y que me mandan CD`s. Con esto
estoy muy distraída y entretenida. Les sugiero cosas solamente, porque yo tampoco
soy maestra. Hay algunos que tienen unas voces muy lindas y que les falta
fogueo. Uno se hace como nosotros nos hicimos, con la radio, ¿viste? Pero ahora los chicos no tienen radio.
-Ni tanto lunfardo en las calles.
-Claro,
es que miramos todos para afuera. Vienen
todos de afuera, llenan acá con todas las cosas y viene cada bodrio que es una
vergüenza también.
-Y el tango es muy turístico ahora
también.
-Ahora
se hizo de turista. Hay bailarín, nada más, pero no hay cantores. Las bailarinas que bailan todas desnudas, con
la cola al aire. Quién va a ir a bailar
el tango así. Además no hay más clubs, aquellos donde bailábamos con D´Arienzo
con Di Sarli, con quien fuera.
-¿Usted bailaba?
-Antes
de cantar, só. B ailaba. Pero mi mamá
no me mandaba a los clubes. Lo bailábamos en la terraza de la casa. Pero
después, cuando me dedique al canto, dejé ya.
-¡Usted siempre focalizada!
-Tenía
claro el objetivo. Además, imaginate que si
sigo cantando a esta edad es porque amo lo que hago. Vos sabes que me
llaman de Miami y Alemania y Canadá. Tengo gente que si yo tengo suerte de tener salud, voy a visitar,
me voy a hacer un paseíto para visitar a esta gente que no conozco. Tengo ganas
de hacerme un paseíto por España. También para ver un poco ciertas cosas.
-¿Conoce ya?
-No,
no. Yo he viajado relativamente poco. De
acá lo conozco todo. ¿Por qué la gente con plata como Macri que se va a descansar a París, y no a Jujuy o a Bariloche?
¿Por qué a París?
-Lo mismo hacía Telerman.
-Ese
debe haber metido la mano en la lata bastante. Si ha dejado una deuda tan
grande, algo hay.
-¿Le hubiera gustado tener hijos?
-No,
¿sabes por qué? No, sólo si Dios me lo hubiera dado. Cuando me casé, en la libreta de
casamiento, anoté que quería tener 10 hijos y anotè el primer nombre del
primer hijo: se iba a llamar Antonio
Ricardo o Ricardo Antonio porque el padrino se llamaba Ricardo y mi marido
Antonio. Pero como todo eso fue una hecatombe, me enfrié, viste. Ya no me interesaba, ya había quedado destruido
mi hogar. Después ya vinieron otras cosas…
y promesas y promesas y todo se quedó en la nada, entonces me dediqué de pleno a la canción.
-¡Eso es bueno!
-Cuando tuve mi último amor, ya era tarde para todo. Encima tuve la desgracia
de que se enfermara y se muriera. Entonces también las ilusiones se van
evaporando,¿viste? No es que uno se
evapore. En sí me hubiera gustado tener aunque sea un amor platónico. Pero que me gustara, que yo me
sintiera cómoda y todo eso. Pero hay que
esperar a que Dios que es el que nos manda…
yo soy una mujer católica, pero
no soy beata Todo está en manos de Dios,
siempre digo de nuestra patria si hemos tenido un dios aparte. No se lo que
hubiera sido si se hubiera armado la guerra, cuando en el ´55 a Perón, pobrecito, le echaron echándole
la culpa de que era una gallina que se mandó a mudar. No, lo
que quiso fue evitar
"¿Sos la alemana?", Nelly Omar me saluda a mediados de 2008.
2 comentarios:
Qué linda nota, Amalia! Cuánta complicidad fuiste consiguiendo a media que avanza el reportaje! Me alegró el día empezar leyendo esto
Vengo del blog de Jorge Ampuero y me ha encantado tu Rincón; por lo cual, si no te importa, me hago seguidor de tan especial Espacio.
Abrazos.
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